Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona
Abadía de Westminster

CONFESIÓN DE FE DE WESTMINSTER

Traducción realizada por: Alonzo Ramírez Alvarado, Ph.D. Con la colaboración del Seminario Reformado del Caribe, San Juan, Puerto Rico. Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas, CLIR, 2010.

Capítulo Uno

De las Sagradas Escrituras

I.1Aunque la luz de la naturaleza, las obras de la creación y providencia manifiestan la bondad, la sabiduría y el poder de Dios de tal manera que los seres humanos no tienen excusa delante de Dios;1 sin embargo, éstas no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación.2 Por lo tanto, agradó al Señor, en diferentes épocas y de diversas maneras, revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su iglesia.3 Luego, para la mejor preservación y propagación de la verdad, y para el establecimiento y consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la carne, la malicia de Satanás y del mundo, le agradó también poner por escrito dicha revelación, en forma completa.4 Ello hace que las Santas Escrituras sean de lo más necesarias,5 puesto que ahora han cesado ya aquellos modos anteriores por los cuales Dios reveló su voluntad a su pueblo.6

  • 1.Romanos 1:19-20; Romanos 2:14-15; Salmos 19:1-3; Romanos 1:32; Romanos 2:1
  • 2.1 Corintios 1:21; 1 Corintios 2:13-14
  • 3.Hebreos 1:1
  • 4.Proverbios 22:19-21; Mateo 4:2; Isaías 8:19-20; Mateo 4:7; Mateo 4:20
  • 5.2 Timoteo 3:15; 2 Pedro 1:19
  • 6.Hebreos 1:1-2

I.2Bajo el nombre de Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y vida.7 Estos libros son:

Antiguo Testamento

  • Génesis
  • Éxodo
  • Levítico
  • Números
  • Deuteronomio
  • Josué
  • Jueces
  • Rut
  • 1 Samuel
  • 2 Samuel
  • 1 Reyes
  • 2 Reyes
  • 1 Crónicas
  • 2 Crónicas
  • Esdras
  • Nehemías
  • Ester
  • Job
  • Salmos
  • Proverbios
  • Eclesiastés
  • Cantar de los Cantares
  • Isaías
  • Jeremías
  • Lamentaciones
  • Ezequiel
  • Daniel
  • Oseas
  • Joel
  • Amós
  • Abdías
  • Jonás
  • Miqueas
  • Nahúm
  • Habacuc
  • Sofonías
  • Hageo
  • Zacarías
  • Malaquías

Nuevo Testamento

  • Mateo
  • Marcos
  • Lucas
  • Juan
  • Hechos
  • Romanos
  • 1 Corintios
  • 2 Corintios
  • Gálatas
  • Efesios
  • Filipenses
  • Colosenses
  • 1 Tesalonicenses
  • 2 Tesalonicenses
  • 1 Timoteo
  • 2 Timoteo
  • Tito
  • Filemón
  • Hebreos
  • Santiago
  • 1 Pedro
  • 2 Pedro
  • 1 Juan
  • 2 Juan
  • 3 Juan
  • Judas
  • Apocalipsis
  • 7.Lucas 16:29; Lucas 16:31; Efesios 2:20; 2 Timoteo 3:16

I.3Los libros comúnmente llamados Apócrifos no siendo de inspiración divina, no son parte del canon de la Biblia, y por tanto no tienen autoridad en la Iglesia de Dios, ni deben ser aprobados o usados de otra manera que como escritos humanos.8

  • 8.Lucas 24:27; Lucas 24:44; Romanos 3:2; 2 Pedro 1:21

I.4La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún ser humano o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la Verdad en sí mismo), el autor de ellas, y por lo tanto deben ser recibidas porque son la Palabra de Dios.9

  • 9.2 Pedro 1:19; 2 Pedro 1:21; 2 Timoteo 3:16; 1 Juan 5:9; 1 Tesalonicenses 2:13

I.5El testimonio de la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una estimación alta y reverencial por las Santas Escrituras.10 Asimismo, constituyen argumentos por los cuales ellas evidencian abundantemente, por sí mismas, ser la Palabra de Dios: el carácter celestial de su contenido, la eficacia de su doctrina, la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el propósito de todo su conjunto (que es dar toda gloria a Dios), la plena revelación que hacen del único camino de la salvación del ser humano, las muchas otras incomparables excelencias y su total perfección. Sin embargo, nuestra completa persuasión y seguridad de su infalible verdad y de su autoridad divina, proviene del Espíritu Santo que obra en nuestro interior, dando testimonio en nuestros corazones11 mediante la Palabra y con la Palabra

  • 10.1 Timoteo 3:15
  • 11.Isaías 59:21; Juan 16:13-14; 1 Corintios 2:10-12; 1 Juan 2:20; 1 Juan 2:27

I.6La totalidad del consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la fe, vida y salvación del ser humano, está expresamente expuesto en las Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia puede deducirse de ellas, a las cuales nada debe añadirse en ningún tiempo ya sea por nuevas revelaciones del Espíritu o por tradiciones humanas.12 Sin embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu es necesaria para una comprensión salvífica de las cosas reveladas en ellas.13 Reconocemos también que hay algunas circunstancias concernientes a la adoración de Dios y al gobierno de la Iglesia, comunes a todas las acciones y sociedades humanas, que deben ordenarse conforme a la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana, según las reglas generales de la Palabra, las cuales siempre han de ser obedecidas.14

  • 12.2 Timoteo 3:15-17; Gálatas 1:8-9; 2 Tesalonicenses 2:2
  • 13.Juan 6:45; 1 Corintios 2:9-12
  • 14.1 Corintios 14:40; 1 Corintios 11:13-14; 1 Corintios 14:26

I.7Todas las cosas en las Escrituras no son igualmente evidentes en sí mismas, ni igualmente claras para todos.15 Sin embargo, todas aquellas cosas que son necesarias obedecer, creer y observar para la salvación están claramente propuestas y expuestas en uno u otro lugar de las Escrituras, para que no sólo los eruditos, sino también los que no son eruditos lleguen a una comprensión suficiente de ella mediante el debido uso de los medios ordinarios.16

  • 15.2 Pedro 3:16
  • 16.Salmos 119:105; Salmos 119:130

I.8El Antiguo Testamento fue escrito en el idioma hebreo (que era la lengua del pueblo de Dios desde tiempos muy antiguos) y el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego (que era un idioma muy conocido por todas las naciones de aquel entonces). El Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en griego, siendo directamente inspirados por Dios y conservados puros en todos los tiempos por su singular cuidado y providencia, son por lo tanto auténticos.17 Por esta razón, en toda controversia religiosa, la iglesia debe apelar a ellos.18 El pueblo de Dios tiene derecho a las Escrituras y también tiene interés en ellas. Es más, se le ha ordenado leerlas y escudriñarlas en el temor de Dios.19 Pero como los idiomas originales de las Escrituras no son conocidos por todo el pueblo de Dios, éstas deben traducirse al idioma vernáculo de toda nación a donde lleguen.20 Esto tiene como finalidad que la Palabra de Dios more abundantemente en todos, para que adoren a Dios de manera aceptable,21 y para que tengan esperanza mediante la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.22

  • 17.Mateo 5:18
  • 18.Hechos 15:15; Isaías 8:20; Juan 5:39-46
  • 19.Juan 5:39
  • 20.1 Corintios 14:6-9, 12, 24, 27-28
  • 21.Colosenses 3:16
  • 22.Romanos 15:4

I.9La regla infalible de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por tanto, cuando hay duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto (el cual no es múltiple sino único), debe investigarse y entenderse mediante otras partes que hablen más claramente.23

  • 23.2 Pedro 1:20-21; Hechos 15:15-16

I.10El Espíritu Santo, que habla en la Escritura, y de cuya sentencia debemos depender, es el único Juez Supremo por quien deben decidirse todas las controversias religiosas, y por quien deben examinarse todos los decretos de los concilios, las opiniones de los antiguos escritores, las doctrinas humanas y las opiniones individuales.24

  • 24.Mateo 22:29; Mateo 22:31-32; Efesios 2:20; Hechos 28:25

Capítulo Dos

De Dios y de la Santa Trinidad

II.1Hay un solo Dios,25 vivo y verdadero,26 quien es infinito en su ser y perfección,27 un Espíritu purísimo,28 invisible,29 sin cuerpo, partes30 o pasiones.31 Es inmutable,32 inmenso,33 eterno,34 incomprensible,35 todopoderoso,36 sapientísimo,37 santísimo,38 totalmente libre39 y absolutísimo.40 Hace todas las cosas según el consejo de su propia inmutable y justísima voluntad41 para su propia gloria.42 Es amorosísimo,43 benigno, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad. Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado44 y es galardonador de aquellos que le buscan diligentemente.45 Además, es justísimo y terrible en sus juicios,46 que detesta todo pecado,47 y que de ninguna manera declarará como inocente al culpable.48

  • 25.Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:4-6
  • 26.Jeremías 10:10
  • 27.Job 11:7-9
  • 28.Juan 4:24
  • 29.1 Timoteo 1:17
  • 30.Deuteronomio 4:15-16
  • 31.Hechos 14:11, 15
  • 32.Malaquías 3:6
  • 33.1 Reyes 8:27
  • 34.Salmos 90:2; 1 Timoteo 1:17
  • 35.Salmos 145:3
  • 36.Génesis 17:1; Apocalipsis 4:8
  • 37.Romanos 16:27
  • 38.Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8
  • 39.Salmos 115:3
  • 40.Éxodo 3:14
  • 41.Efesios 1:11
  • 42.Proverbios 16:4; Romanos 11:36
  • 43.1 Juan 4:8, 16
  • 44.Éxodo 34:6-7
  • 45.Hebreos 11:6
  • 46.Nehemías 9:32-33
  • 47.Salmos 5:5-6
  • 48.Nahúm 1:2-3; Éxodo 34:7

II.2Dios tiene, en sí mismo y por sí mismo, toda vida,49 gloria,50 bondad51 y bienaventuranza.52 Él es el único todosuficiente, en y por sí mismo, no teniendo necesidad de ninguna de sus criaturas hechas por Él,53 ni derivando gloria alguna de ellas,54 sino que manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. Él es la única fuente de toda existencia, de quien, por quien y para quien son todas las cosas;55 teniendo el más soberano dominio sobre ellas para hacer por medio de ellas, para ellas o sobre ellas todo lo que a Él le plazca.56 Todas las cosas están abiertas y manifiestas ante su vista;57 su conocimiento es infinito, infalible, independiente de toda criatura58 de tal manera que para Él nada es contingente o incierto.59 Él es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandamientos.60 A Él son debidos toda adoración, servicio y obediencia que a Él le place requerir de los ángeles, de los seres humanos y de toda criatura.61

  • 49.Juan 5:26
  • 50.Hechos 7:2
  • 51.Salmos 119:68
  • 52.1 Timoteo 6:15; Romanos 9:5
  • 53.Hechos 17:24-25
  • 54.Job 22:2-3
  • 55.Romanos 11:36
  • 56.Daniel 4:25; Daniel 4:35; Apocalipsis 4:11; 1 Timoteo 6:15
  • 57.Hebreos 4:13
  • 58.Romanos 11:33-34; Salmos 147:5
  • 59.Ezequiel 11:5; Hechos 15:18
  • 60.Salmos 145:17; Romanos 7:12
  • 61.Apocalipsis 5:12-14

II.3En la unidad de la Divinidad hay tres personas, de una misma sustancia, poder y eternidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.62 El Padre no es engendrado ni procede de nadie. El Hijo es eternamente engendrado del Padre,63 y el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo.64

  • 62.Mateo 3:16-17; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14
  • 63.Juan 1:14; Juan 1:18
  • 64.Juan 15:26; Gálatas 4:6

Capítulo Tres

Del decreto eterno de Dios

III.1Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece;65 pero de tal manera que Él no es el autor del pecado,66 ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las establece.67

  • 65.Efesios 1:11; Romanos 9:15; Romanos 9:18; Romanos 11:33; Hebreos 6:17
  • 66.Santiago 1:13; Juan 1:5
  • 67.Mateo 17:12; Juan 19:11; Hechos 2:23; Hechos 4:27-28; Proverbios 16:33

III.2Aunque Dios sabe todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las condiciones posibles;68 sin embargo, no ha decretado nada porque lo previó como futuro, o como aquello que acontecería bajo tales condiciones.69

  • 68.1 Samuel 23:11; Mateo 11:21, 23; Hechos 15:18
  • 69.Romanos 9:13; Romanos 9:11; Romanos 9:16; Romanos 9:18

III.3Por el decreto de Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres humanos y ángeles70 son predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros pre-ordenados para muerte eterna.71

  • 70.1 Timoteo 5:21; Mateo 25:41
  • 71.Romanos 9:22-23; Efesios 1:5-6; Proverbios 16:4

III.4Estos ángeles y seres humanos así predestinados y preordenados, están particular e inmutablemente designados, y su número es tan cierto y definido, que no se puede aumentar ni disminuir.72

  • 72.Juan 13:18; 2 Timoteo 2:19

III.5A aquéllos de la humanidad que están predestinados para vida, Dios, según su eterno e inmutable propósito, y el consejo secreto y beneplácito de su voluntad, los ha escogido en Cristo para gloria eterna,73 antes que fueran puestos los fundamentos del mundo, por su pura y libre gracia y amor, sin la previsión de la fe o buenas obras, o la perseverancia en ninguna de ellas, o de cualquier otra cosa que haya en las criaturas, como condiciones o causas que le muevan a ello,74 y todo para la alabanza de la gloria de su gracia.75

  • 73.Efesios 1:4; Efesios 1:9; Efesios 1:11; Romanos 8:30; 2 Timoteo 1:9; 1 Tesalonicenses 5:9
  • 74.Romanos 9:11; Romanos 9:13; Romanos 9:16; Efesios 1:4; Efesios 1:9
  • 75.Efesios 1:6; Efesios 1:12

III.6Puesto que Dios ha designado a los elegidos para gloria, así también, por el eterno y más libre propósito de su voluntad, ha ordenado todos los medios para ello.76 Por lo cual, los que son elegidos, estando caídos en Adán, son redimidos por Cristo,77 son eficazmente llamados a la fe en Cristo por su Espíritu que obra a su debido tiempo, son justificados, adoptados, santificados78 y por su poder son guardados para salvación por medio de la fe.79 No hay otros que sean redimidos por Cristo, eficazmente llamados, justificados, adoptados, santificados, y salvos, sino solamente los elegidos.80

  • 76.1 Pedro 1:2; Efesios 1:4-5; Efesios 2:10; 2 Tesalonicenses 2:13
  • 77.1 Tesalonicenses 5:9-10; Tito 2:14
  • 78.Romanos 8:30; Efesios 1:5; 2 Tesalonicenses 2:13
  • 79.1 Pedro 1:5
  • 80.Juan 17:9; Juan 6:64-65; Romanos 8:28-39; Juan 10:26; Juan 8:47; Juan 2:19

III.7Al resto de la humanidad por su pecado, agradó a Dios pasarla por alto y destinarla a deshonra e ira, según el inescrutable consejo de su propia voluntad, por el cual extiende o retiene misericordia como a Él le place para la gloria de su poder soberano sobre las criaturas, para la alabanza de su gloriosa justicia.81

  • 81.Mateo 11:25-26; Romanos 9:17-18; Romanos 9:21-22; 2 Timoteo 2:19-20; 1 Pedro 2:8

III.8La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado,82 para que los seres humanos al prestar atención a la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y al rendir obediencia a ella, por la certeza de su vocación eficaz, estén seguros de su elección eterna.83 Así que esta doctrina debe ser motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios,84 y de humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen el Evangelio.85

  • 82.Romanos 9:20; Romanos 11:33; Deuteronomio 29:29
  • 83.2 Pedro 1:10
  • 84.Efesios 1:6; Romanos 11:33
  • 85.Romanos 11:5-6; Romanos 11:20; 2 Pedro 1:10; Romanos 8:33; Lucas 10:20

Capítulo Cuatro

De la creación

IV.1Agradó a Dios el Padre, Hijo y Espíritu Santo,86 para la manifestación de la gloria de su eterno poder, sabiduría y bondad,87 en el principio, crear o hacer de la nada el mundo y todas las cosas que hay en él, ya sean visibles o invisibles, en el período de seis días y todas muy buenas.88

  • 86.Hebreos 1:2; Juan 1:2-3; Génesis 1:2; Job 26:13; Job 38:4
  • 87.Romanos 1:20; Jeremías 10:12; Salmos 104:24; Salmos 33:5-6
  • 88.Génesis 1:1-31; Hebreos 11:3; Colosenses 1:16

IV.2Después que Dios hubo hecho todas las demás criaturas, creó al ser humano, varón y hembra,89 con almas racionales e inmortales,90 dotados de conocimiento, justicia y verdadera santidad, según su propia imagen.91 Ellos tenían la ley de Dios escrita en sus corazones92 y el poder para cumplirla;93 y sin embargo, con la posibilidad de transgredirla, siendo dejados a la libertad de su propia voluntad, la cual estaba sujeta a cambio.94 Además de esta ley escrita en sus corazones, ellos recibieron el mandamiento de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal,95 y mientras ellos guardaron este mandamiento fueron felices en su comunión con Dios, y tenían dominio sobre las criaturas.96

  • 89.Génesis 1:27
  • 90.Génesis 2:7; Lucas 23:43; Eclesiastés 12:7; Mateo 10:28
  • 91.Génesis 1:26; Colosenses 3:10; Efesios 4:24
  • 92.Romanos 2:14-15
  • 93.Eclesiastés 7:29
  • 94.Génesis 3:6; Eclesiastés 7:29
  • 95.Génesis 2:17
  • 96.Génesis 1:26, 28

Capítulo Cinco

De la Providencia

V.1Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene,97 dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, las acciones y las cosas,98 desde la más grande hasta la más pequeña,99 por medio de su más sabia y santa providencia,100 según su infalible presciencia101 y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad,102 para alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia.103

  • 97.Hebreos 1:3
  • 98.Daniel 4:34-35; Salmos 135:6; Hechos 17:25-26; Hechos 17:28
  • 99.Mateo 10:29-31
  • 100.Proverbios 15:3; Salmos 104.24; Salmos 145:17
  • 101.Hechos 15:18; Salmos 94:8-11
  • 102.Efesios 1:11; Salmos 33:10-11
  • 103.Isaías 63:14; Efesios 3:10; Romanos 9:17; Génesis 45:7

V.2Aunque todas las cosas acontecen inmutable e infaliblemente con relación a la presciencia y decreto de Dios, quien es la causa primera; sin embargo, por la misma providencia,104 Él las ha ordenado para que sucedan de acuerdo con la naturaleza de las causas secundarias ya sea necesaria, libre o contingentemente.105

  • 104.Hechos 2:23
  • 105.Génesis 8:22; Jeremías 31:35; Éxodo 21:13; Deuteronomio 19:5; 1 Reyes 22:28, 34; Isaías 10:6-7

V.3En su ordinaria providencia, Dios hace uso de medios;106 no obstante, es libre de obrar sin ellos,107 sobre ellos108 y contra ellos,109 según le plazca.

  • 106.Hechos 27:31, 44; Isaías 55:10-11
  • 107.Oseas 1:7; Mateo 4:4; Job 34:10
  • 108.Romanos 4:19-21
  • 109.2 Reyes 6:6; Daniel 3:27

V.4El poder todopoderoso, la inescrutable sabiduría y la infinita bondad de Dios, se manifiestan de tal manera en su providencia que se extiende hasta la primera caída y a todos los otros pecados de ángeles y de los seres humanos;110 y eso no por un mero permiso,111 sino también limitándolos de manera sapientísima y poderosísima,112 ordenándolos y gobernándolos de varias maneras en una dispensación multiforme para sus propios fines santos; pero de tal modo que lo pecaminoso sólo procede de la criatura,113 y no de Dios, quien es santísimo y justísimo, y no es ni puede ser el autor o aprobador del pecado.114

  • 110.Romanos 9:32-33; 2 Samuel 24:1; 1 Crónicas 21:1; 1 Reyes 22:22-23; 1 Crónicas 10:4
  • 111.Hechos 14:16
  • 112.Salmos 76:10; 2 Reyes 19:28
  • 113.Génesis 50:20; Isaías 10:6-7; Isaías 10:12
  • 114.Santiago 1:13; 1 Juan 2:16; Salmos 50:21

V.5El más sabio, justo y clemente Dios, muchas veces, por un tiempo, deja a sus propios hijos en diversas tentaciones y en la corrupción de sus propios corazones, para castigarlos por sus pecados anteriores o para descubrirles la fuerza oculta de la corrupción y de lo engañoso de sus corazones a fin de que se humillen;115 y para elevarlos a una más íntima y constante dependencia de la ayuda de Dios, y para hacerlos más cuidadosos ante todas las ocasiones futuras de pecado, y para otros fines santos y justos.116

  • 115.2 Crónicas 32:25-26; 2 Samuel 24:1
  • 116.2 Corintios 12:7-9; Salmos 77:1; Salmos 77:10; Salmos 77:12; Juan 21:15-16

V.6En cuanto a los seres humanos malvados e impíos, a quienes Dios, como Juez justo, los ha cegado y endurecido117 por sus pecados anteriores, no sólo les niega su gracia, por la cual podrían haber sido iluminados en sus entendimientos y obrado en sus corazones,118 sino que también algunas veces les retira los dones que ya tenían119 y los expone a cosas tales que su corrupción las hace ocasión de pecado;120 y a la vez los entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás.121 Por lo cual, sucede que se endurecen a sí mismos, inclusive bajo aquellos medios que Dios usa para ablandar a otros.122

  • 117.Romanos 1:24; Romanos 1:26; Romanos 1:28; Romanos 11:7-8
  • 118.Deuteronomio 29:4
  • 119.Mateo 13:12; Mateo 25:29
  • 120.Deuteronomio 2:30; 2 Reyes 8:12-13
  • 121.Salmos 81:11-12; 2 Tesalonicenses 2:10-12
  • 122.Éxodo 7:3; Éxodo 8:32; 2 Corintios 2:15-16; 1 Pedro 2:7-8

V.7Aunque la providencia de Dios, en general, alcanza a todas las criaturas, así también, de una manera muy especial cuida de su iglesia y dispone todas las cosas para el bien de ella.123

  • 123.1 Timoteo 4:10; Amós 9:8-9; Romanos 8:28; Isaías 43:14; Isaías 43:3-5

Capítulo Seis

De la caída del ser humano, del pecado y su castigo

VI.1Nuestros primeros padres, siendo seducidos por la sutileza y tentación de Satanás, pecaron al comer del fruto prohibido.124 Dios, según su sabio y santo consejo, quiso permitirles este pecado, proponiéndose ordenarlo para su propia gloria.125

  • 124.Génesis 3:13; 2 Crónicas 11:3
  • 125.Romanos 11:32

VI.2Por este pecado cayeron de su rectitud original126 y de su comunión con Dios,127 y de esta manera quedaron muertos en el pecado,128 y totalmente contaminados en todas las partes y facultades del alma y del cuerpo.129

  • 126.Génesis 3:6-8; Eclesiastés 7:29
  • 127.Romanos 3:23
  • 128.Génesis 2:17; Efesios 2:1
  • 129.Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Tito 1:15

VI.3Siendo ellos la raíz de toda la humanidad, la culpa de este pecado fue imputada130 y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida fueron transmitidas a toda la posteridad que desciende de ellos por generación ordinaria.131

  • 130.Génesis 1:27-28; Génesis 2:16-17; Hechos 17:26
  • 131.Salmos 51:5; Génesis 5:3; Job 14:4; Job 15:14

VI.4De esta corrupción original (por la cual estamos totalmente impedidos, inhabilitados y opuestos a todo bien,132 y completamente inclinados a todo mal)133 proceden todas las demás transgresiones.134

  • 132.Romanos 3:10-12; Romanos 5:6; Romanos 8:7; Romanos 7:18; Colosenses 1:21
  • 133.Génesis 6:5; Génesis 8:21; Romanos 3:10-12
  • 134.Santiago 1:14-15; Efesios 2:2-3

VI.5Esta corrupción de la naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados;135 y a pesar de que por medio de Cristo sea perdonada y mortificada, sin embargo, dicha naturaleza, tanto en sí misma, como todos sus efectos son verdadera y propiamente pecado.136

  • 135.1 Juan 1:8-10; Romanos 7:14; Romanos 7:17-18
  • 136.Romanos 7:5; Romanos 7:7-8

VI.6Todo pecado, tanto original como propio, siendo una transgresión de la justa ley de Dios, y contrario a ella,137 por su propia naturaleza trae la culpa sobre el pecador,138 por lo cual, éste queda supeditado a la ira de Dios139 y a la maldición de la ley,140 y de esta manera queda sujeto a la muerte,141 con todas las miserias espirituales,142 temporales143 y eternas.144

  • 137.1 Juan 3:4
  • 138.Romanos 2:15; Romanos 3:9
  • 139.Efesios 2:3
  • 140.Gálatas 3:10
  • 141.Romanos 6:23
  • 142.Efesios 4:18
  • 143.Romanos 8:20; Lamentaciones 3:39
  • 144.Mateo 25:41; 2 Tesalonicenses 1:9

Capítulo Siete

Del pacto de Dios con el hombre

VII.1La distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aunque las criaturas racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo, nunca tendrían disfrute alguno de Dios como bienaventuranza y galardón, a no ser por una condescendencia voluntaria de parte de Dios, la cual le ha agradado expresar por medio del pacto.145

  • 145.Isaías 40:13-17; Job 9:32-33; 1 Samuel 2:25; Salmos 113:5-6; Salmos 100:2-3; Job 22:2-3; Job 35:7-8; Lucas 17:10; Hechos 17:24-25

VII.2El primer pacto hecho con el hombre fue un pacto de obras,146 en el cual se le prometió la vida a Adán y en él, a su posteridad,147 bajo la condición de obediencia perfecta y personal.148

  • 146.Gálatas 3:12
  • 147.Romanos 10:5; Romanos 5:12-20
  • 148.Génesis 2:17; Gálatas 3:10

VII.3Por su caída, el hombre, se hizo a sí mismo incapaz de la vida mediante aquel pacto, por lo que agradó a Dios hacer un segundo pacto,149 comúnmente llamado el pacto de gracia, en el cual Dios, por medio de Jesucristo, ofrece gratuitamente la vida y la salvación a los pecadores, requiriéndoles fe en Él para que sean salvos,150 y prometiendo dar su Santo Espíritu a todos aquellos que están ordenados para vida eterna, a fin de darles la voluntad y capacidad de creer.151

  • 149.Gálatas 3:21; Romanos 8:3; Romanos 3:20-21; Génesis 3:15; Isaías 42:6
  • 150.Juan 3:16; Marcos 16:15-16; Romanos 10:6; Romanos 10:9; Gálatas 3:11
  • 151.Ezequiel 36:26-27; Juan 6:44-45

VII.4En la Escritura, este pacto de gracia frecuentemente se enuncia con el nombre de testamento, en referencia a la muerte de Cristo Jesús el testador, y a la herencia eterna, con todas las cosas pertenecientes a ella, que en aquel testamento son legadas.152

  • 152.Hebreos 9:15-17; Hebreos 7:22; Lucas 22:20; 1 Corintios 11:25

VII.5Este pacto fue administrado en diferentes formas en el tiempo de la ley y en el del evangelio:153 bajo la ley se administraba mediante promesas, profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascual y otros tipos y ordenanzas entregados al pueblo judío. Todo lo cual señalaba, de antemano, al Cristo que había de venir;154 y para aquel tiempo, a través de la operación del Espíritu Santo, eran suficientes y eficaces para instruir y edificar a los elegidos por la fe en el Mesías prometido,155 por quien tenían la plena remisión de pecados y la salvación eterna. Este pacto se denomina el Antiguo Testamento.156

  • 153.2 Corintios 3:6-9
  • 154.Hebreos 8:1-13; Hebreos 9:1-28; Hebreos 10:1-39; Romanos 4:11; Colosenses 2:11-12; 1 Corintios 5:7
  • 155.1 Corintios 10:1-4; Hebreos 11:13; Juan 8:56
  • 156.Gálatas 3:7-9; Gálatas 3:14

VII.6Bajo el evangelio, cuando Cristo, la sustancia157 fue manifestado, las ordenanzas por las cuales este pacto se dispensa son: la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos del bautismo y la Santa Cena,158 los cuales, aunque inferiores en número y administrados con más simplicidad y menos gloria externa, no obstante, en ellos este pacto es ofrecido con más plenitud, evidencia y eficacia espiritual,159 a todas las naciones, tanto a judíos como a gentiles.160 Este Pacto se denomina el Nuevo Testamento.161 Por lo tanto, no hay dos pactos de gracia que difieran en sustancia, sino uno y el mismo bajo varias dispensaciones.162

  • 157.Colosenses 2:17
  • 158.Mateo 28:19-20
  • 159.Hebreos 12:22-26
  • 160.Mateo 28:19; Efesios 2:15-19
  • 161.Lucas 22:20
  • 162.Salmos 32:1; Gálatas 3:14, 16; Romanos 3:21-23, 30; Hebreos 13:8

Capítulo Ocho

De Cristo el Mediador

VIII.1Agradó a Dios en su eterno propósito escoger y ordenar al Señor Jesús, su unigénito Hijo, para ser el Mediador entre Dios y el hombre,163 el Profeta,164 Sacerdote165 y Rey,166 la Cabeza y Salvador de su Iglesia,167 el Heredero de todas las cosas168 y Juez del mundo:169a Quien, desde toda la eternidad, Dios le dio un pueblo para ser su simiente;170 y para que en el tiempo lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara.171

  • 163.Isaías 42:1; 1 Pedro 1:19-20; Juan 3:16; 1 Timoteo 2:5
  • 164.Hechos 3:22
  • 165.Hebreos 5:5-6
  • 166.Salmos 2:6; Lucas 1:33
  • 167.Efesios 5:23
  • 168.Hebreos 1:2
  • 169.Hechos 17:31
  • 170.Salmos 22:30; Isaías 53:10; Juan 17:6
  • 171.Isaías 55:4-5; 1 Timoteo 2:6; 1 Corintios 1:30

VIII.2El Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, de la misma sustancia e igual con el Padre, cuando llegó la plenitud del tiempo, asumió la naturaleza humana,172 con todas sus propiedades esenciales y con sus flaquezas comunes, pero sin pecado.173 Fue concebido por medio del poder del Espíritu Santo, en el vientre de la virgen María, de la misma sustancia de ella.174 De tal manera que dos enteras, perfectas y distintas naturalezas, la divina y la humana, fueron unidas inseparablemente en una sola Persona, sin conversión, composición o confusión.175 Dicha Persona es verdadero Dios y verdadero hombre, pero con todo, un solo Cristo, el único Mediador entre Dios y el hombre.176

  • 172.Juan 1:1; Juan 1:14; 1 Juan 5:20; Gálatas 4:4; Filipenses 2:6
  • 173.Hebreos 2:14-17; Hebreos 4:15
  • 174.Lucas 1:27; Lucas 1:35; Lucas 1:31; Gálatas 4:4
  • 175.Lucas 1:35; Colosenses 2:9; Romanos 9:5; 1 Pedro 3:18; 1 Timoteo 3:16
  • 176.Romanos 1:3-4; 1 Timoteo 2:5

VIII.3El Señor Jesús, en su naturaleza humana así unida a la divina, fue sobremanera santificado y ungido con el Espíritu Santo,177 teniendo en sí todos los tesoros de la sabiduría y conocimiento;178 pues agradó al Padre que en él morase toda plenitud,179 a fin de que, siendo santo, inocente y sin mancha, lleno de gracia y de verdad,180 Él estuviese completamente apto para ejercer el oficio de Mediador y Fiador.181 Él no tomó este oficio por sí mismo, sino que fue llamado por su Padre para ello,182 quien puso todo poder y juicio en sus manos, y le dio el mandamiento de ejecutar los mismos.183

  • 177.Salmos 45:7; Juan 3:34
  • 178.Colosenses 2:3
  • 179.Colosenses 1:19
  • 180.Hebreos 7:26; Juan 1:14
  • 181.Hechos 10:38; Hebreos 7:22; Hebreos 12:24
  • 182.Hebreos 5:4-5
  • 183.Juan 5:22; Juan 5:27; Mateo 28:18; Hechos 2:36

VIII.4El Señor Jesús emprendió este oficio de muy buena voluntad,184 y a fin de que lo desempeñase nació bajo la ley,185 y la cumplió perfectamente;186 padeció inmediatamente los más crueles tormentos en su alma187 y los más dolorosos sufrimientos en su cuerpo;188 fue crucificado y murió,189 fue sepultado y permaneció bajo el poder de la muerte pero no vio corrupción.190 Al tercer día resucitó de entre los muertos191 con el mismo cuerpo en el que sufrió,192 con el cual también ascendió al cielo y allí está sentado a la diestra de su Padre,193 intercediendo;194 y al fin del mundo retornará para juzgar a los hombres y a los ángeles.195

  • 184.Salmos 40:7-8; Hebreos 10:5; Juan 10:18; Hebreos 10:10; Filipenses 2:8
  • 185.Gálatas 4:4
  • 186.Mateo 3:15; Mateo 5:17
  • 187.Mateo 26:37-38; Mateo 27:46; Lucas 22:44
  • 188.Mateo 26:1-75; Mateo 27:1-66
  • 189.Filipenses 2:8
  • 190.Hechos 2:23-24; Hechos 2:27; Hechos 13:37; Romanos 6:9
  • 191.1 Corintios 15:3-4
  • 192.Juan 20:25; Juan 20:27
  • 193.Marcos 16:19
  • 194.Romanos 8:34; Hebreos 7:25; Hebreos 9:24
  • 195.Mateo 13:40-42; Romanos 14:9

VIII.5El Señor Jesús, por su perfecta obediencia y sacrificio de sí mismo, el cual ofreció a Dios una sola vez por el eterno Espíritu, ha satisfecho completamente la justicia de su Padre;196 y ha comprado para todos aquellos que el Padre le había dado, no sólo la reconciliación, sino también una herencia eterna en el reino de los cielos.197

  • 196.Romanos 5:19; Hebreos 9:14; Hebreos 9:16; Hebreos 10:14; Efesios 5:2; Romanos 3:25-26
  • 197.Daniel 9:24, 26; Colosenses 1:19-20

VIII.6Aunque la obra de redención no fue realmente efectuada por Cristo sino hasta después de su encarnación, sin embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella fueron comunicados a los elegidos en todas las épocas sucesivamente desde el comienzo del mundo, en y por aquellas promesas, tipos y sacrificios en los cuales Cristo fue revelado y dado a entender como la simiente de la mujer que había de aplastar la cabeza de la serpiente; y como el Cordero inmolado desde el principio del mundo, siendo el mismo ayer, hoy y por siempre.198

  • 198.Gálatas 4:4-5; Apocalipsis 13:8

VIII.7En la obra de mediación, Cristo actúa según ambas naturalezas, haciendo por medio de cada naturaleza lo que es propio de cada una.199 Sin embargo, en razón de la unidad de la persona, aquello que es propio de una naturaleza, algunas veces, en la Escritura se le atribuye a la Persona denominada por la otra naturaleza.200

  • 199.Hebreos 9:14; 1 Pedro 3:18
  • 200.Hechos 20:28; Juan 3:13; 1 Juan 3:16

VIII.8Cristo aplica y comunica la redención, cierta y eficazmente, a todos aquellos para quienes la ha comprado,201 intercediendo por ellos,202 y revelándoles los misterios de la salvación203 en y por la Palabra, persuadiéndolos eficazmente por medio de su Espíritu para creer y obedecer y gobernando sus corazones por medio de su Palabra y de su Espíritu;204 venciendo a todos sus enemigos por medio de su gran poder y sabiduría, de tal manera y forma que concuerdan con su maravillosa e inescrutable dispensación.205

  • 201.Juan 6:37; Juan 6:39; Juan 10:15-16
  • 202.Juan 2:1-2; Romanos 8:34
  • 203.Juan 15:13, 15; Efesios 1:7-9; Juan 17:6
  • 204.Juan 14:16; Juan 17:17; Romanos 8:9; Romanos 15:18-19; 2 Corintios 4:13; Hebreos 12:2
  • 205.Salmos 110:1; 1 Corintios 15:25-26

Capítulo Nueve

Del libre albedrío

IX.1Dios ha dotado a la voluntad del hombre con aquella libertad natural, de modo que no es forzada ni determinada hacia el bien o hacia el mal, por alguna necesidad absoluta de la naturaleza.206

  • 206.Mateo 17:12; Santiago 1:14; Deuteronomio 30:19

IX.2El hombre, en su estado de inocencia, tenía libertad y el poder para desear y hacer lo que es bueno y agradable a Dios;207 pero esta inocencia era mutable, de tal manera que podía caer de ella.208

  • 207.Eclesiastés 7:29; Génesis 1:26
  • 208.Génesis 2:16-17; Génesis 3:6

IX.3El hombre, mediante su caída en el estado de pecado, ha perdido totalmente toda capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a la salvación;209 de tal manera que, un hombre natural, siendo completamente opuesto a aquel bien,210 y estando muerto en pecado,211 es incapaz de convertirse, o prepararse para ello, por su propia fuerza.212

  • 209.Romanos 5:6; Romanos 8:7; Juan 15:5
  • 210.Romanos 3:10, 12
  • 211.Colosenses 2:13; Efesios 2:1, 5
  • 212.Juan 6:44, 65; Efesios 2:2-5

IX.4Cuando Dios convierte a un pecador y lo traslada al estado de gracia, lo libera de su esclavitud natural bajo el pecado,213 y sólo por su gracia lo capacita para desear y hacer libremente aquello que es espiritualmente bueno;214 pero a pesar de aquello, debido a la corrupción que aún queda en él, éste no obra perfectamente, ni desea solamente lo que es bueno, sino que desea también lo que es malo.215

  • 213.Colosenses 1:13; Juan 8:34, 36
  • 214.Filipenses 2:13; Romanos 6:18, 22
  • 215.Gálatas 5:17; Romanos 7:15, 18-19, 21, 23

IX.5Solamente en el estado de gloria, la voluntad del hombre es hecha perfecta e inmutablemente libre para hacer únicamente lo que es bueno.216

  • 216.Efesios 4:13; Hebreos 12:23; 1 Juan 3:2; Judas 1:24

Capítulo Diez

Del llamamiento eficaz

X.1A todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y solamente a ellos, le agradó en su tiempo señalado y aceptado, llamarlos eficazmente,217 por medio de su Palabra y Espíritu,218 de aquél estado de pecado y muerte en el que están por naturaleza, al estado de gracia y salvación por medio de Jesucristo;219 iluminando sus mentes espiritual y salvíficamente para entender las cosas de Dios,220 quitándoles su corazón de piedra y dándoles uno de carne;221 renovando sus voluntades, y determinándoles a hacer lo que es bueno por su poder todopoderoso222 y acercándoles eficazmente hacia Jesucristo;223 de tal manera que vienen a Él más libremente, pues por su gracia son hechos dispuestos.224

  • 217.Romanos 8:30; Romanos 11:7; Efesios 1:10-11
  • 218.2 Tesalonicenses 2:13-14; 2 Corintios 3:3, 6
  • 219.Romanos 8:2; Efesios 2:1-5; 2 Timoteo 1:9-10
  • 220.Hechos 26:18; 1 Corintios 2:10, 12
  • 221.Ezequiel 36:26
  • 222.Ezequiel 11:19; Filipenses 2:13
  • 223.Efesios 1:19; Juan 6:44-45
  • 224.Cantares 1:4; Salmos 110:3; Juan 6:37; Romanos 6:16-18

X.2Este llamamiento eficaz proviene únicamente de la libre y especial gracia de Dios, no por cosa alguna previamente vista en el hombre,225 el cual es totalmente pasivo en ello, hasta que siendo vivificado y renovado por el Espíritu Santo,226 la persona es por ese medio capacitada para responder a este llamamiento y para abrazar la gracia ofrecida y trasmitida en él.227

  • 225.2 Timoteo 1:9; Tito 3:4-5; Efesios 2:4-5; Romanos 9:11
  • 226.1 Corintios 2:14; Romanos 8:7; Efesios 2:5
  • 227.Juan 6:37; Ezequiel 36:27; Juan 5:25

X.3Los niños elegidos que mueren en la infancia, son regenerados y salvados por Cristo mediante el Espíritu,228 quien obra cuando, donde y como le agrade.229 De la misma manera son regeneradas y salvadas todas las otras personas elegidas que son incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra.230

  • 228.Lucas 18:15-16; Hechos 2:38-39; Juan 3:3, 5
  • 229.Juan 3:8
  • 230.1 Juan 5:12; Hechos 4:12

X.4Otros que no son elegidos, aunque sean llamados por el ministerio de la Palabra,231 y tengan ciertas operaciones comunes del Espíritu,232 sin embargo, nunca vienen verdaderamente a Cristo, y por lo tanto no pueden ser salvados;233 mucho menos pueden, los hombres que no profesan la religión cristiana, ser salvos de ninguna otra manera, aunque sean tan diligentes como para conformar sus vidas de acuerdo a la luz de la naturaleza, y a las leyes de aquella religión que profesan.234 Y el afirmar y mantener que ellos sí pueden salvarse, es muy pernicioso y debe ser detestado.235

  • 231.Mateo 22:14
  • 232.Mateo 7:22; Mateo 13:20-21; Hebreos 6:4-5
  • 233.Juan 6:64-66; Juan 8:24
  • 234.Hechos 4:12; Juan 14:6; Efesios 2:12; Juan 4:22; Juan 17:3
  • 235.2 Juan 1:9-11; 1 Corintios 16:22; Gálatas 1:6-8

Capítulo Once

De la justificación

XI.1A quienes Dios llama eficazmente, también los justifica gratuitamente:236 no mediante la infusión de justicia en ellos, sino que les perdona sus pecados, y cuenta y acepta sus personas como justas, mas no por algo obrado en o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo; tampoco les imputa la fe misma, ni el acto de creer o alguna otra obediencia evangélica como su justicia, sino que les imputa la obediencia y satisfacción de Cristo,237 recibiendo ellos a Cristo y descansando en Él y en su justicia mediante la fe, la cual no la tienen de ellos mismos, pues es don de Dios.238

  • 236.Romanos 8:30; Romanos 3:24
  • 237.Romanos 4:5-8; 2 Corintios 5:19, 21; Romanos 3:22, 24-25, 27-28
  • 238.Hechos 10:44; Gálatas 2:16; Filipenses 3:9

XI.2La fe, que de este modo recibe a Cristo y descansa en Él y en su justicia, es el único instrumento de justificación.239 Sin embargo, la fe no está sola en la persona justificada, sino que siempre está acompañada de todas las otras gracias salvadoras, y no es una fe muerta, sino que obra por amor.240

  • 239.Juan 1:12; Romanos 3:28; Romanos 5:1
  • 240.Santiago 2:17, 22, 26; Gálatas 5:6

XI.3Por medio de su obediencia y muerte, Cristo canceló completamente toda la deuda de todos aquellos que son justificados de este modo, e hizo una adecuada, real y completa satisfacción a la justicia de su Padre, a favor de ellos.241 Sin embargo, puesto que por ellos, Cristo fue entregado por el Padre242 y su obediencia y satisfacción fueron aceptadas en lugar de las de ellos,243 y ambas gratuitamente y no por cosa alguna que haya en ellos; entonces, su justificación es solamente por pura gracia,244 para que tanto la estricta justicia, como la rica gracia de Dios, sean glorificadas en la justificación de los pecadores.245

  • 241.Romanos 5:8-10, 19; 1 Timoteo 2:5-6
  • 242.Romanos 8:32
  • 243.2 Corintios 5:21; Mateo 3:17; Efesios 5:2
  • 244.Romanos 3:24; Efesios 1:7
  • 245.Romanos 3:26

XI.4Dios, desde la eternidad, decretó justificar a todos los elegidos,246 y en la plenitud del tiempo, Cristo murió por los pecados de ellos y resucitó para su justificación.247 Sin embargo, no son justificados hasta que Cristo les es realmente aplicado, por el Espíritu Santo, a su debido tiempo.248

  • 246.Gálatas 3:8; 1 Pedro 1:2, 19-20; Romanos 8:30
  • 247.Gálatas 4:4; 1 Timoteo 2:6; Romanos 4:25
  • 248.Colosenses 1:21-22; Gálatas 2:16

XI.5Dios continúa perdonando los pecados de aquellos que son justificados; y aunque nunca caigan del estado de justificación,249 sin embargo, por sus pecados, pueden caer bajo el desagrado paternal de Dios, quien no les restaura la luz de su rostro hasta que se humillen, confiesen sus pecados, imploren su perdón y renueven su fe y arrepentimiento.250

  • 249.Lucas 22:32; Juan 10:28; Hebreos 10:14
  • 250.Salmos 89:31-33; Salmos 51:7-12

XI.6Bajo el Antiguo Testamento, la justificación de los creyentes era, en todos sus aspectos, una y la misma que la justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testamento.251

  • 251.Gálatas 3:9, 13-14; Romanos 4:22-24; Hebreos 13:8

Capítulo Doce

De la adopción

XII.1A todos aquellos que son justificados, Dios se digna en hacer partícipes de la gracia de la adopción en y por su Hijo Unigénito Jesucristo.252 Mediante esta gracia, los justificados son recibidos en el número de los hijos de Dios y gozan de sus libertades y privilegios,253 son marcados con el nombre de Cristo254 y reciben el Espíritu de adopción,255 tienen libre acceso al trono de la gracia256 y son capacitados para clamar, Abba, Padre.257 Son compadecidos,258 protegidos, cuidados259 y castigados por Él, como por un Padre, 260 pero nunca son desechados,261 sino que son sellados para el día de la redención262 y heredan las promesas,263 como herederos de la salvación eterna.264

  • 252.Efesios 1:5; Gálatas 4:4-5
  • 253.Romanos 8:17; Juan 1:12
  • 254.Jeremías 14:9; 2 Corintios 6:18; Apocalipsis 3:12
  • 255.Romanos 8:15
  • 256.Efesios 3:12; Romanos 5:2
  • 257.Gálatas 4:6
  • 258.Salmos 103:13
  • 259.Mateo 6:30-32; 1 Pedro 5:7
  • 260.Hebreos 12:6
  • 261.Lamentaciones 3:31
  • 262.Efesios 4:30
  • 263.Hebreos 6:12
  • 264.1 Pedro 1:3-4; Hebreos 1:14

Capítulo Trece

De la santificación

XIII.1Los que son eficazmente llamados y regenerados, al tener un nuevo corazón y un nuevo espíritu creado en ellos, son además santificados real y personalmente, en virtud de la muerte y resurrección de Cristo,265 por su Palabra y su Espíritu que mora en ellos:266 el dominio de todo el cuerpo de pecado es destruido,267 y los diversos deseos de éste son debilitados y mortificados más y más.268 Así, los santificados son vivificados y fortalecidos más y más en todas las gracias salvíficas,269 para la práctica de la verdadera santidad, sin la cual nadie verá al Señor.270

  • 265.1 Corintios 6:11; Romanos 6:5-6
  • 266.Juan 17:17; Efesios 5:26; 2 Tesalonicenses 2:13
  • 267.Romanos 6:6, 14
  • 268.Gálatas 5:24; Romanos 8:13
  • 269.Colosenses 1:11; Efesios 3:16-19
  • 270.2 Corintios 7:1; Hebreos 12:14

XIII.2Esta santificación abarca cada parte de la persona total;271 pero es incompleta en esta vida, pues aún quedan algunos remanentes de corrupción en cada una de sus partes;272 de donde surge una guerra continua e irreconciliable: los deseos de la carne contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne.273

  • 271.1 Tesalonicenses 5:23
  • 272.1 Juan 1:10; Romanos 7:18, 23
  • 273.Gálatas 5:17; 1 Pedro 2:11

XIII.3En dicha guerra, aunque los restos de la corrupción prevalezcan mucho por algún tiempo;274 sin embargo, la parte regenerada vence, mediante el continuo suministro de la fuerza del Espíritu santificador de Cristo;275 de manera que los santos crecen en gracia,276 perfeccionando la santidad en el temor de Dios.277

  • 274.Romanos 7:23
  • 275.Romanos 6:14; 1 Juan 5:4
  • 276.2 Pedro 3:18; 2 Corintios 3:18
  • 277.2 Corintios 7:1

Capítulo Catorce

De la fe salvadora

XIV.1La gracia de la fe, por medio de la cual los elegidos son capacitados para creer para la salvación de sus almas,278es la obra del Espíritu de Cristo en sus corazones,279 y es ordinariamente efectuada por el ministerio de la Palabra.280 Por la cual también y por la administración de los sacramentos y la oración, la gracia de la fe es incrementada y fortalecida.281

  • 278.Hebreos 10:39
  • 279.2 Corintios 4:13; Efesios 1:17-19; Efesios 2:8
  • 280.Romanos 10:14, 17
  • 281.1 Pedro 2:2; Hechos 20:32

XIV.2Mediante esta fe el cristiano cree que es verdadero todo lo que está revelado en la Palabra, por la autoridad de Dios mismo que habla en ella;282 y actúa en forma diferente según lo que contiene cada pasaje en particular, produciendo obediencia a sus mandamientos,283 temblor ante sus amenazas,284 aceptación de las promesas de Dios para esta vida y para la venidera.285 Pero los principales actos de la fe salvadora son: aceptar, recibir, y descansar solamente en Cristo para la justificación, santificación y vida eterna, en virtud del pacto de gracia.286

  • 282.Juan 4:42; 1 Tesalonicenses 2:13
  • 283.Romanos 16:26
  • 284.Isaías 66:2
  • 285.Hebreos 11:13; 1 Timoteo 4:8
  • 286.Juan 1:12; Hechos 16:31; Gálatas 2:20; Hechos 15:11

XIV.3Esta fe es diferente en grados, o débil o fuerte.287 Puede ser atacada y debilitada con frecuencia y de muchas maneras, pero obtiene la victoria;288 y en muchos, crece hasta la obtención de una completa seguridad a través de Cristo,289 quien es el autor y consumador de la fe.290

  • 287.Hebreos 5:13-14; Romanos 4:19-20; Mateo 6:30; Mateo 8:10
  • 288.Lucas 22:31-32; Efesios 6:16; 1 Juan 5:4-5
  • 289.Hebreos 6:11-12; Hebreos 10:22; Colosenses 2:2
  • 290.Hebreos 12:2

Capítulo Quince

Del arrepentimiento para la vida eterna

XV.1El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica,291 cuya doctrina, así como aquella de la fe en Cristo, debe ser predicada por todo ministro del evangelio.292

  • 291.Hechos 11:18; Zacarías 12:10
  • 292.Lucas 24:47; Marcos 1:15; Hechos 20:21

XV.2Mediante este arrepentimiento, un pecador, movido no sólo por la visión y sentimiento del peligro, sino también por la inmundicia y odiosidad de sus pecados ya que son contrarios a la naturaleza santa y justa de la ley de Dios y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para con los arrepentidos, se entristece a causa de sus pecados y los aborrece de tal modo que renuncia a todos ellos y se vuelve hacia Dios,293 proponiéndose y procurando caminar con Él en todos los caminos de sus mandamientos.294

  • 293.Ezequiel 18:30-31; Ezequiel 36:31; Isaías 30:22; Salmos 51:4; Jeremías 31:18-19
  • 294.Salmos 119:6, 59, 106; Lucas 1:6; 2 Reyes 23:25

XV.3Aunque no se debe confiar en el arrepentimiento, como si fuese una satisfacción por el pecado, o una causa del perdón de éste,295 pues el perdón es un acto de la libre gracia de Dios en Cristo;296 sin embargo, el arrepentimiento es de tal necesidad para todos los pecadores, que nadie puede esperar ser perdonado sin él.297

  • 295.Ezequiel 36:31; Ezequiel 16:61-63
  • 296.Oseas 14:2, 4; Romanos 3:24; Efesios 1:7
  • 297.Lucas 13:3, 5; Hechos 17:30

XV.4Así como no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación,298 de la misma manera, no hay pecado tan grande que pueda traer condenación sobre aquéllos que se arrepienten verdaderamente.299

  • 298.Romanos 6:23; Mateo 12:36; Romanos 5:12
  • 299.Isaías 55:7; Romanos 8:1; Isaías 1:16, 18

XV.5El ser humano no debe contentarse con un arrepentimiento general, sino que es deber de cada persona procurar arrepentirse de cada de uno de sus pecados en particular.300

  • 300.Salmos 51:13; Lucas 19:8; 1 Timoteo 1:13, 15

XV.6Así como todo ser humano está obligado a confesar sus pecados a Dios en privado, orando por el perdón de los mismos;301 pues, al hacer esto y al apartarse de ellos hallará misericordia;302 del mismo modo, el que escandaliza a su hermano o a la iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a quienes ha ofendido,303 en público o en privado, mediante confesión y muestra de dolor por su pecado, y acto seguido, los ofendidos deben reconciliarse con él y recibirlo con amor.304

  • 301.Salmos 32:5-6; Salmos 51:4, 5, 7, 9, 14
  • 302.Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9
  • 303.Santiago 5:16; Lucas 17:3-4; Josué 7:19; Salmos 51:1-19
  • 304.2 Corintios 2:8

Capítulo Dieciséis

De las buenas obras

XVI.1Buenas obras son sólo aquellas que el Señor ha mandado en su santa Palabra,305 y no aquellas que sin la autoridad de la Palabra, son inventadas por los seres humanos, debido a un ciego entusiasmo, o bajo cualquier pretexto de buena intención.306

  • 305.Miqueas 6:8; Hebreos 13:21; Romanos 12:2
  • 306.Mateo 15:9; Isaías 29:13; 1 Pedro 1:18; Romanos 10:2

XVI.2Aquellas buenas obras realizadas en obediencia a los mandamientos de Dios son los frutos y evidencias de una fe viva y verdadera:307 mediante ellas los creyentes manifiestan su gratitud,308 fortalecen su confianza,309 edifican a sus hermanos,310 adornan la profesión del evangelio,311 tapan la boca de sus adversarios312 y glorifican a Dios;313 pues son hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,314 para que llevando fruto para santidad, tengan como fin la vida eterna.315

  • 307.Santiago 2:18, 22
  • 308.Salmos 116:12; 1 Pedro 2:9
  • 309.1 Juan 2:3; 2 Pedro 1:5-10
  • 310.2 Corintios 9:2; Mateo 5:16
  • 311.Tito 2:5, 9-12; 1 Timoteo 6:1
  • 312.1 Pedro 2:15
  • 313.1 Pedro 2:12; Filipenses 1:11; Juan 15:8
  • 314.Efesios 2:10
  • 315.Romanos 6:22

XVI.3La capacidad de los creyentes para hacer buenas obras de ninguna manera proviene de ellos mismos, sino totalmente del Espíritu de Cristo.316 Y para que sean capacitados para buenas obras, además de las gracias que ya han recibido, se requiere la influencia real del mismo Espíritu Santo, que obra en ellos el querer y el hacer por su buena voluntad:317 sin embargo, no deben volverse negligentes, como si no estuvieran obligados a cumplir con ningún deber, a menos que haya un impulso especial del Espíritu; sino que deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que está en ellos.318

  • 316.Juan 15:4-5; Ezequiel 36:26-27
  • 317.Filipenses 2:13; 2 Corintios 3:5; Filipenses 4:13
  • 318.Filipenses 2:12; Hebreos 6:11-12; 2 Pedro 1:3, 5, 10-11

XVI.4Aquéllos que por su obediencia alcanzan la altura más grande que sea posible en esta vida, están tan lejos de ser capaces de super-erogar319 y hacer más de lo que Dios requiere, ya que fallan grandemente en cumplir lo que por deber están obligados a hacer.320

  • 319.La doctrina Católico-Romana de la “Super-erogación” enseña que la suma total de los méritos de Cristo es mucho mayor de lo que se requería para la salvación del hombre. De la misma manera los “santos” habían hecho más y habían sufrido más de lo requerido para su salvación. Entonces, estos méritos super-abundantes eran depositados en “el tesoro espiritual de la Iglesia” y estaban a disposición del Papa. Como la Iglesia es una sola y está unida orgánicamente, entonces, tanto en este mundo como en el venidero, estos méritos superabundantes, podían traspasarse a aquellos santos que no tenían los méritos suficientes para obtener su salvación. La compra de indulgencias, por ejemplo, podía ayudar a los creyentes sin suficientes méritos para su salvación. A este extremo llegó la doctrina de salvación por obras y por la compra de indulgencias. N. de Tr. Ver the New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, edited by Samuel Macauley Jackson, vol. XI, (Funk and Wagnalis Company: New York and London, 1911), p 165.
  • 320.Lucas 17:10; Nehemías 13:22; Job 9:2-3; Gálatas 5:17

XVI.5Mediante nuestras mejores obras, no podemos merecer el perdón del pecado o la vida eterna de parte de Dios, debido a la gran desproporción que hay entre ellas y la gloria venidera; y debido a la infinita distancia que existe entre nosotros y Dios, a quien no podemos beneficiar, ni satisfacer por la deuda de nuestros pecados anteriores,321 sino que cuando hayamos hecho todo lo que podemos, no habremos hecho sino aquello que es nuestro deber, y seremos siervos inútiles;322 y porque en la medida que son buenas proceden de su Espíritu,323 y puesto que son hechas por nosotros, están manchadas y mezcladas con tanta debilidad e imperfección, que no pueden soportar la severidad del juicio de Dios.324

  • 321.Romanos 4:2, 4, 6; Efesios 2:8-9
  • 322.Lucas 17:10
  • 323.Gálatas 5:22-23
  • 324.Isaías 64:6; Romanos 7:15; Gálatas 5:17

XVI.6No obstante, al ser aceptadas las personas de los creyentes por medio de Cristo, sus buenas obras también son aceptadas en Él;325 no como si sus buenas obras fuesen, en esta vida, enteramente irreprochables e irreprensibles ante los ojos de Dios;326 sino que Dios mirándolas en su Hijo, se place en aceptar y recompensar aquello que es sincero, aunque esté acompañado de muchas debilidades e imperfecciones.327

  • 325.Efesios 1:6; 1 Pedro 2:5; Éxodo 28:38; Hebreos 11:4
  • 326.Job 9:20; Salmos 143:2
  • 327.Hebreos 13:20-21; 2 Corintios 8:12

XVI.7Las obras hechas por personas no regeneradas, aunque por su esencia sean cosas que Dios manda, y sean de buen uso para ellos mismos y para otros;328 sin embargo, puesto que no proceden de un corazón purificado por medio de la fe,329 no son hechas de manera correcta de acuerdo con la Palabra,330 ni para un fin correcto, el cual es la gloria de Dios.331 Por lo tanto estas obras son pecaminosas y no pueden agradar a Dios, ni hacen que una persona sea apta para recibir la gracia de Dios;332 y no obstante, su descuido de las buenas obras es más pecaminoso y desagradable delante de Dios.333

  • 328.2 Reyes 10:30-31; 1 Reyes 21:27, 29
  • 329.Génesis 4:5; Hebreos 11:4, 6
  • 330.1 Corintios 13:3; Isaías 1:12
  • 331.Mateo 6:2, 5, 16
  • 332.Hageo 2:14; Tito 1:15; Oseas 1:4; Amós 5:21-22
  • 333.Salmos 14:4; Salmos 36:3; Job 21:14-15; Mateo 23:23; Mateo 25:41-43

Capítulo Diecisiete

De la perseverancia de los santos

XVII.1Los que han sido aceptados por Dios en su Hijo Amado, eficazmente llamados y santificados por su Espíritu, no pueden caer total ni finalmente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en ella hasta el final y serán salvos eternamente.334

  • 334.Filipenses 1:6; 2 Pedro 1:10; Juan 10:28-29; 1 Juan 3:9; 1 Pedro 1:5, 9

XVII.2Esta perseverancia de los santos no depende de su propio libre albedrío, sino de la inmutabilidad del decreto de elección, que fluye del amor gratuito e inmutable de Dios el Padre;335 de la eficacia del mérito e intercesión de Cristo Jesús,336 de la permanencia del Espíritu y de la simiente de Dios dentro de ellos;337 y de la naturaleza del Pacto de Gracia.338 De todo esto, surge también la certeza e infalibilidad de la perseverancia.339

  • 335.2 Timoteo 2:18-19; Jeremías 31:3
  • 336.Hebreos 10:10, 14; Hebreos 13:20-21; Hebreos 9:12-15; Romanos 8:33-39; Hebreos 7:25
  • 337.Juan 14:16-17; 1 Juan 2:27; 1 Juan 3:9
  • 338.Jeremías 32:40
  • 339.Juan 10:28; 2 Tesalonicenses 3:3

XVII.3Sin embargo, puede ser que los santos caigan en pecados graves,340 mediante las tentaciones de Satanás y del mundo, el predominio de la corrupción que aún queda en ellos, y el olvido de los medios de su preservación; y que por un tiempo continúen en sus graves pecados:341 por lo cual incurren en el desagrado de Dios342 y contristan su Santo Espíritu,343 llegan a ser, en alguna medida, privados de sus gracias y privilegios,344 sus corazones pueden endurecerse345 y sus conciencias pueden herirse,346 pueden herir y escandalizar a otros347 y traer juicios temporales sobre ellos mismos.348

  • 340.Mateo 26:70, 72, 74
  • 341.Salmos 51:14
  • 342.Isaías 64:5, 7, 9; 2 Samuel 11:27
  • 343.Efesios 4:30
  • 344.Salmos 51:8, 10, 12; Apocalipsis 2:4; Cantares 5:2, 4, 6
  • 345.Isaías 63:17; Marcos 6:52; Marcos 16:14
  • 346.Salmos 32:3, 4; Salmos 51:8
  • 347.2 Samuel 12:14
  • 348.Salmos 89:31-32; 1 Corintios 11:32

Capítulo Dieciocho

De la seguridad de la gracia y de la salvación

XVIII.1Aunque los hipócritas y las personas no regeneradas vanamente se engañen con falsas esperanzas, y presunciones carnales de estar en el favor de Dios, y en el estado de salvación349 (cuya esperanza perecerá);350 sin embargo, quienes verdaderamente creen en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, procurando caminar en buena conciencia delante de Él, en esta vida pueden estar ciertamente seguros que están en el estado de gracia,351 y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios, esperanza que nunca los avergonzará.352

  • 349.Job 8:13-14; Miqueas 3:11; Deuteronomio 29:19; Juan 8:41
  • 350.Mateo 7:22-23
  • 351.1 Juan 2:3; 1 Juan 3:14, 18-19, 21, 24; 1 Juan 5:13
  • 352.Romanos 5:2, 5

XVIII.2Esta certeza no es una simple persuasión conjetural y probable, basada en una esperanza falible.353 Es, más bien, una seguridad infalible de fe, fundada en la verdad divina de las promesas de salvación,354 en la evidencia interna de aquellas gracias a las cuales estas promesas se refieren,355 en el testimonio del Espíritu de adopción que testifica a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios:356 Espíritu que es las arras de nuestra herencia y con el cual somos sellados para el día de la redención.357

  • 353.Hebreos 6:11, 19
  • 354.Hebreos 6:17-18
  • 355.2 Pedro 1:4-5, 10-11; 1 Juan 2:3; 1 Juan 3:14; 2 Corintios 1:12
  • 356.Romanos 8:15-16
  • 357.Efesios 1:13-14; Efesios 4:30; 2 Corintios 1:21

XVIII.3Esta seguridad infalible no pertenece a la esencia de la fe. Así, pues, puede ser que un verdadero creyente tenga que esperar por mucho tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser partícipe de esta seguridad.358 Sin embargo, estando capacitado por el Espíritu Santo para conocer las cosas que Dios le da gratuitamente, el creyente puede obtenerlas por el uso correcto de los medios ordinarios, sin una revelación extraordinaria.359 Por lo tanto es deber de cada uno poner toda diligencia para asegurar su llamamiento y elección,360 para que así su corazón se ensanche de gozo y paz en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fortaleza y alegría en los deberes de la obediencia,361 que son los frutos propios de esta seguridad; pues está muy lejos de inducir a los seres humanos a la negligencia.362

  • 358.1 Juan 5:13; Isaías 50:10; Marcos 9:24; Salmos 77:1-12
  • 359.1 Corintios 2:12; 1 Juan 4:13; Hebreos 6:11-12; Efesios 3:17-19
  • 360.2 Pedro 1:10
  • 361.Romanos 5:1-2, 5; Romanos 14:17; Romanos 15:13; Efesios 1:3-4; Salmos 4:6-7; Salmos 119:32
  • 362.1 Juan 2:1-2; Romanos 6:1-2; Tito 2:11-12, 14; 2 Corintios 7:1; Romanos 8:1, 12; 1 Juan 3:2-3; Salmos 130:4; 1 Juan 1:6-7

XVIII.4La seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser sacudida de diferentes maneras, disminuida e interrumpida debido a la negligencia para preservarla, por caer en algún pecado específico que hiere la conciencia y contrista al Espíritu; o por una tentación repentina y vehemente, porque Dios les retira la luz de su rostro, permitiendo, inclusive, que los que le temen caminen en tinieblas y no tengan luz.363 Sin embargo, los verdaderos creyentes nunca son totalmente destituidos de la simiente de Dios, y de la vida de la fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber, de las cuales, esta seguridad puede ser revivida a su debido tiempo, por medio de la operación del Espíritu364 que, mientras tanto, sostiene a los verdaderos creyentes para no caer en total desesperación.365

  • 363.Cantares 5:2-3, 6; Salmos 51:8, 12, 14; Efesios 4:30-31; Salmos 77:1-10; Mateo 26:69-72
  • 364.1 Juan 3:9; Lucas 22:32; Salmos 73:15; Salmos 51:8, 12
  • 365.Miqueas 7:7-9; Jeremías 32:40; Isaías 54:7-10; Salmos 22:1

Capítulo Diecinueve

De la Ley de Dios

XIX.1Dios le dio a Adán una ley, como un pacto de obras, por la cual lo comprometió a él, y a toda su posteridad, a una obediencia personal, completa, exacta y perpetua. Le prometió la vida si es que la cumplía, y le amenazó con la muerte si es que la quebrantaba, y lo dotó del poder y la capacidad para guardarla.366

  • 366.Génesis 1:26; Génesis 2:17; Romanos 2:14-15; Romanos 10:5; Romanos 5:12, 19; Gálatas 3:10, 12; Eclesiastés 7:29; Job 28:28

XIX.2Después de la caída de Adán, esta ley continuó siendo la regla perfecta de justicia, y como tal, fue dada por Dios en el Monte Sinaí en diez mandamientos y escrita en dos tablas:367 los primeros cuatro mandamientos que contienen nuestros deberes para con Dios, y los otros seis que contienen nuestros deberes para con el hombre.368

  • 367.Santiago 1:25; Santiago 2:8, 10-12; Romanos 13:8-9; Deuteronomio 5:32; Deuteronomio 10:4; Éxodo 34:1
  • 368.Mateo 22:37-40

XIX.3Además de esta ley, comúnmente llamada ley moral, agradó a Dios dar al pueblo de Israel, como a una iglesia de menor edad, leyes ceremoniales, que contenían varias ordenanzas típicas, en parte de adoración, prefigurando a Cristo, sus gracias, acciones, sufrimientos y beneficios;369 y en parte expresando ampliamente diversas instrucciones sobre deberes morales.370 En la actualidad, bajo el Nuevo Testamento, todas estas leyes ceremoniales están abrogadas.371

  • 369.Hebreos 9:1-28; Gálatas 4:1-3; Colosenses 2:17
  • 370.1 Corintios 5:7; 2 Corintios 6:17; Judas 1:23
  • 371.Colosenses 2:14, 16-17; Daniel 9:27; Efesios 2:15-16

XIX.4A los Israelitas, como una entidad política, Dios les dio también diferentes leyes judiciales, las cuales expiraron junto con el Estado de aquel pueblo. Por lo tanto, no obligan ahora a ningún otro pueblo, más de lo que la equidad general de ellas lo requiera.372

  • 372.Éxodo 21:1-36; Éxodo 22:1-29; Génesis 49:10; 1 Pedro 2:13-14; Mateo 5:17, 38-39; 1 Corintios 9:8-10

XIX.5La ley moral obliga por siempre a todos, tanto a los justificados como a los que no lo son, a que se le obedezca.373 Esto no sólo con respecto al contenido, sino también con respecto a la autoridad de Dios el Creador quien la dio.374 En el Evangelio, Cristo en ninguna manera disolvió esta ley, sino que más bien reforzó la obligación de cumplirla.375

  • 373.Romanos 13:8-10; Efesios 6:2; 1 Juan 2:3-4, 7-8
  • 374.Santiago 2:10-11
  • 375.Mateo 5:17-19; Santiago 2:8; Romanos 3:31

XIX.6Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley, como un pacto de obras, para ser justificados o condenados por ella;376 sin embargo, es de gran utilidad para ellos como también para otros; en cuanto a que la ley, como una regla de vida que les informa acerca de la voluntad de Dios y de su deber, les dirige y les obliga a caminar de acuerdo con ella,377 descubriéndoles también las contaminaciones pecaminosas de su naturaleza, de sus corazones y de sus vidas.378 De manera que, examinándose mediante la Ley, lleguen a una más completa convicción de humillación y aborrecimiento debido a sus pecados,379 junto con una visión más clara de la necesidad que tienen de Cristo y de la perfección de Su obediencia.380 Es igualmente de utilidad a los regenerados para restringir sus corrupciones, ya que prohíbe el pecado;381 y sus amenazas sirven para mostrarles lo que aun merecen sus pecados, y cuáles son las aflicciones que les esperan por causa de ellos en esta vida, pese a que están libres de la maldición con que les amenaza la Ley.382 De la misma manera, las promesas de la Ley les muestra la aprobación de la obediencia y qué bendiciones pueden esperar cuando la cumplen;383 pero no como debido a ellos por la Ley como pacto de obras.384 De manera que, si una persona hace lo bueno y deja de hacer lo malo, porque la Ley lo alienta a lo uno y lo desalienta de lo otro, ello no es evidencia de que está bajo la Ley y no bajo la gracia.385

  • 376.Romanos 6:14; Gálatas 2:16; Gálatas 3:13; Gálatas 4:4-5; Hechos 13:39; Romanos 8:1
  • 377.Romanos 7:12, 22, 25; Salmos 119:4-6; 1 Corintios 7:19; Gálatas 5:14, 16, 18-23
  • 378.Romanos 7:7; Romanos 3:20
  • 379.Santiago 1:23-25; Romanos 7:9, 14, 24; Romanos 8:3-4
  • 380.Gálatas 3:24; Romanos 7:24; Romanos 8:3-4
  • 381.Santiago 2:11; Salmos 119:101, 104, 128
  • 382.Esdras 9:13-14; Salmos 89:30-34
  • 383.Levítico 26:1-14; 2 Corintios 6:16; Efesios 6:2-3; Salmos 37:11; Mateo 5:5; Salmos 19:11
  • 384.Gálatas 2:16; Lucas 17:10
  • 385.Romanos 6:12, 14; 1 Pedro 3:8; Salmos 34:12-16; Hebreos 12:28-29

XIX.7Los usos de la Ley, mencionados anteriormente, no son contrarios a la gracia del evangelio, sino que concuerdan dulcemente con ella.386 Pues el Espíritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del ser humano para hacer libre y alegremente lo que la voluntad de Dios revelada en la Ley requiere que se haga.387

  • 386.Gálatas 3:21
  • 387.Ezequiel 36:27; Jeremías 31:33

Capítulo Veinte

De la libertad cristiana y la libertad de consciencia

XX.1La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes que están bajo el evangelio consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios, de la maldición de la Ley moral;388 y en ser liberados de la maldad del presente mundo, de la esclavitud a Satanás y del dominio del pecado;389 del mal de las aflicciones, del aguijón de la muerte, de la victoria del sepulcro y de la condenación eterna.390 Su libertad consiste también en su libre acceso a Dios391 y en rendirle obediencia, no por temor servil sino por amor filial y una mente voluntaria.392 Todas estas libertades fueron también comunes a los creyentes que estaban bajo la Ley.393 Pero bajo el Nuevo Testamento, la libertad de los cristianos se ha ampliado mucho más, pues están libres del yugo de la Ley ceremonial, a la cual fue sujetada la iglesia judaica;394 y en mayor confianza para acceder al trono de la gracia,395 y en participaciones más plenas del libre Espíritu de Dios, que aquellas de las cuales ordinariamente participaron los creyentes bajo la Ley.396

  • 388.Tito 2:14; 1 Tesalonicenses 1:10; Gálatas 3:13
  • 389.Gálatas 1:4; Colosenses 1:13; Hechos 26:18; Romanos 6:14
  • 390.Romanos 8:28; Salmos 119:71; 1 Corintios 15:54-57; Romanos 8:1
  • 391.Romanos 5:1-2
  • 392.Romanos 8:14-15; 1 Juan 4:18
  • 393.Gálatas 3:9, 14
  • 394.Gálatas 4:1-3, 6-7; Gálatas 5:1; Hechos 15:10-11
  • 395.Hebreos 4:14, 16; Hebreos 10:19-22
  • 396.Juan 7:38-39; 2 Corintios 3:13, 17-18

XX.2Dios es el único Señor de la conciencia,397 por tanto, en asuntos de fe y adoración, la ha dejado libre de doctrinas y mandamientos humanos, que sean contrarios a su Palabra o añadidos a ella.398 De manera que creer u obedecer de conciencia tales doctrinas o mandamientos, es traicionar la verdadera libertad de conciencia;399 y el requerimiento de una fe implícita y de una obediencia absoluta y ciega, es destruir la libertad de conciencia y también la razón.400

  • 397.Santiago 4:12; Romanos 14:4
  • 398.Hechos 4:19; Hechos 5:29; 1 Corintios 7:23; Mateo 23:8-10; 2 Corintios 1:24; Mateo 15:9
  • 399.Colosenses 2:20, 22-23; Gálatas 1:10; Gálatas 2:4-5; Gálatas 5:1
  • 400.Romanos 10:17; Romanos 14:23; Isaías 8:20; Hechos 17:11; Juan 4:22; Oseas 5:11; Apocalipsis 13:12, 16-17; Jeremías 8:9

XX.3Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana, cometen y practican algún pecado, o abrigan algún deseo impuro, destruyen de este modo el propósito de la libertad cristiana, el cual consiste en que, siendo librados de las manos de nuestros enemigos, sirvamos al Señor sin miedo, en santidad y rectitud delante de Él, todos los días de nuestra vida.401

  • 401.Gálatas 5:13; 1 Pedro 2:16; 2 Pedro 2:19; Juan 8:34; Lucas 1:74-75

XX.4Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana se opongan a cualquier poder legítimo, o al legítimo ejercicio del mismo, ya sea civil o eclesiástico, resisten a la ordenanza de Dios. Pues los poderes que Dios ha establecido, y la libertad que Cristo ha comprado, no han sido destinados por Dios para destruirse sino para sostenerse y preservarse mutuamente el uno al otro.402 Además, los que publican tales opiniones, o mantienen tales prácticas, puesto que son contrarias a la luz de la naturaleza, o a los principios conocidos del cristianismo (ya sean tocantes a la fe, a la adoración o a la conducta), o al poder de la piedad; o a tales prácticas u opiniones erróneas, ya sea según su propia naturaleza, o en la manera de publicarlas o mantenerlas, son destructores de la paz externa y del orden que Cristo ha establecido en la iglesia, los tales pueden ser legítimamente llamados a dar cuentas, y procederse contra ellos mediante la censura de la iglesia403 [y mediante el poder del magistrado civil.404]

  • 402.Mateo 12:25; 1 Pedro 2:13-14, 16; Romanos 13:1-8; Hebreos 13:17
  • 403.Romanos 1:32; 1 Corintios 5:1, 5, 11, 13; 2 Juan 1:10-11
  • 404.Deuteronomio 13:6-12; Romanos 13:3-4; 2 Juan 1:10-11

Capítulo Veintiuno

De la adoración religiosa y del día de reposo

XXI.1La luz de la naturaleza demuestra que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía sobre todo, que es bueno y que hace bien a todos, y por lo tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, servido y en quien se debe confiar, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.405 Sin embargo, la forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está instituida por Él mismo, y está de tal manera limitada por su propia voluntad revelada, que no debe ser adorado según las imaginaciones e invenciones de los hombres, o según las sugerencias de Satanás; bajo ninguna representación visible, o en alguna otra forma que no esté prescrita en la Biblia.406

  • 405.Romanos 1:20; Hechos 17:24; Salmos 119:68; Jeremías 10:7; Salmos 62:8; Salmos 18:3; Romanos 10:12; Salmos 6:8; Josué 24:14; Marcos 12:33
  • 406.Deuteronomio 12:32; Mateo 15:9; Hechos 17:25; Mateo 4:9-10

XXI.2La adoración religiosa debe ser dada a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y solamente a Él;407 no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura.408 Desde la caída, la adoración es a través de un Mediador, pero por la mediación de ningún otro, sino solamente por la de Cristo.409

  • 407.Mateo 4:10; Juan 5:23; 2 Corintios 13:14
  • 408.Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10
  • 409.Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5; Efesios 2:18

XXI.3Siendo la oración, con acción de gracias, una parte especial de la adoración religiosa,410 Dios la demanda de parte de todos los seres humanos.411 Pero para que sea aceptada debe hacerse en el nombre del Hijo,412 con la ayuda de su Espíritu,413 conforme a su voluntad,414 con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe, amor y perseverancia;415 y cuando la oración se hace en forma oral, debe ser en un idioma conocido.416

  • 410.Filipenses 4:6
  • 411.Salmos 65:2
  • 412.Juan 14:13-14; 1 Pedro 2:5
  • 413.Romanos 8:26
  • 414.1 Juan 4:14
  • 415.Salmos 47:7; Eclesiastés 5:1-2; Hebreos 12:28; Génesis 18:27; Santiago 5:16
  • 416.1 Corintios 14:14

XXI.4La oración debe hacerse por cosas lícitas,417 y por toda clase de personas que están con vida y por quienes vivirán más adelante,418 pero no por los muertos,419 ni por aquellos de quienes se sepa que han cometido el pecado de muerte.420

  • 417.1 Juan 5:14
  • 418.1 Timoteo 2:1-2; Juan 17:20
  • 419.2 Samuel 12:21-23; Lucas 16:25-26
  • 420.1 Juan 5:16

XXI.5Son partes de la normal adoración religiosa a Dios:421 La lectura de la Biblia con temor piadoso,422 la sana predicación,423 y el escuchar la Palabra conscientemente, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y reverencia;424 el canto de los salmos con gracia en el corazón;425 así como también la debida administración y digna recepción de los sacramentos instituidos por Cristo. Además, deben usarse, de una manera santa y religiosa,426en sus diferentes tiempos y oportunidades:427 los juramentos religiosos,428 los votos,429 los ayunos solemnes430 y acciones de gracias en ocasiones especiales.431

  • 421.Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23-29; Hechos 2:42
  • 422.Hechos 15:21; Apocalipsis 1:3
  • 423.2 Timoteo 4:2
  • 424.Santiago 1:22; Hechos 10:33; Mateo 13:19
  • 425.Colosenses 3:16; Efesios 5:19; Santiago 5:13
  • 426.Hebreos 12:28
  • 427.Ester 9:22; Salmos 107:1
  • 428.Deuteronomio 6:13; Nehemías 10:29
  • 429.Isaías 19:21; Eclesiastés 5:4-5
  • 430.Joel 2:12; Ester 4:16; Mateo 9:15; 1 Corintios 7:5
  • 431.Salmos 107:1; Ester 9:22

XXI.6Actualmente, bajo el Evangelio, ni la oración, ni ninguna otra parte de la adoración religiosa están atadas a algún lugar, ni son más aceptables según el lugar donde se realizan, o hacia el cual se dirigen.432 Pues, Dios debe ser adorado en todo lugar,433 en espíritu y en verdad,434 diariamente;435 tanto privadamente en las familias,436 y en lo secreto cada uno por sí mismo.437 Así, también, mucho más solemnemente, en las reuniones públicas, las cuales no deben abandonarse u olvidarse voluntariamente o por descuido, pues Dios por medio de su Palabra o providencia nos llama a ellas.438

  • 432.Juan 4:21
  • 433.Malaquías 1:11; 1 Timoteo 2:8
  • 434.Juan 4:23-24
  • 435.Mateo 6:11
  • 436.Jeremías 10:25; Deuteronomio 6:6-7; Job 1:5
  • 437.Mateo 6:6; Efesios 6:18
  • 438.Isaías 56:6-7; Hebreos 10:25; Proverbios 1:20-21, 24

XXI.7Así como es ley de la naturaleza que, en general, una debida proporción de tiempo sea separada para la adoración a Dios; así también, en su Palabra, mediante un mandamiento positivo, moral y perpetuo, que obliga a todo ser humano, en todos los tiempos, Dios ha establecido específicamente un día de cada siete, como un reposo, para ser guardado santo para Él.439 Desde el principio del mundo hasta la resurrección de Cristo, este día era el último de la semana, pero desde la resurrección de Cristo, fue cambiado al primer día de la semana,440 el mismo que en la Biblia se llama Día del Señor,441 el cual debe continuar hasta el fin del mundo como el Sábado cristiano.442

  • 439.Éxodo 20:8, 10, 11
  • 440.Génesis 2:2-3; 1 Corintios 16:1-2; Hechos 20:7
  • 441.Apocalipsis 1:10
  • 442.Éxodo 20:8, 10; Mateo 5:17-18

XXI.8El Sábado Cristiano es, pues, guardado santo para el Señor, cuando los seres humanos, después de una debida preparación de sus corazones y arreglando con anticipación sus asuntos comunes, no solamente observan todo el día un santo reposo de sus propias labores, palabras y pensamientos acerca de sus empleos y recreaciones seculares,443 sino que también se ocupan, todo el tiempo, en el ejercicio de la adoración pública y privada, y en los deberes de necesidad y misericordia.444

  • 443.Éxodo 20:8; Éxodo 16:13, 25-26, 29-30; Éxodo 31:15-17
  • 444.Isaías 58:13; Mateo 12:1-13

Capítulo Veintidós

De los juramentos y votos lícitos

XXII.1Un juramento lícito es parte de la adoración religiosa.445 Por medio del él, una persona, en una ocasión justa, al jurar solemnemente, invoca a Dios como testigo de lo que afirma o promete; y para que le juzgue según la verdad o falsedad de lo que jura.446

  • 445.Deuteronomio 10:20
  • 446.Éxodo 20:7; Levítico 19:12; 1 Corintios 1:23; 2 Crónicas 6:22-23

XXII.2Las personas deben jurar únicamente por el nombre de Dios, el cual debe ser usado con toda reverencia y santo temor.447 Por lo tanto, jurar en vano o precipitadamente por este nombre glorioso y terrible, o jurar en alguna manera por cualquier otra cosa, es pecaminoso y debe ser detestado.448 Además, así como en asuntos de peso y de importancia, un juramento está autorizado por la Palabra de Dios, tanto bajo el Nuevo Testamento como bajo el Antiguo;449 de modo que, cuando una autoridad legítima demanda un juramento lícito para tales asuntos, dicho juramento deberá hacerse.450

  • 447.Deuteronomio 6:13
  • 448.Éxodo 20:7; Jeremías 5:7; Mateo 5:34, 37; Santiago 5:12
  • 449.Hebreos 6:16; 2 Corintios 1:23
  • 450.1 Reyes 8:31; Nehemías 13:25

XXII.3Cualquiera que hace un juramento, debe considerar debidamente la importancia de tan solemne acto, y por lo tanto, no deberá afirmar nada más que aquello de lo cual está plenamente persuadido ser la verdad.451 Tampoco, debe persona alguna obligarse mediante juramento a cosa alguna, sino solamente a lo que es bueno y justo, y a lo que cree que lo es, y a lo que es capaz y está decidido a cumplir.452 [Además, es pecado rehusar un juramento tocante a algo bueno y justo cuando es requerido por una autoridad legítima.453]

  • 451.Jeremías 4:2; Éxodo 20:7
  • 452.Génesis 24:2-3, 5-9
  • 453.Números 5:19; Nehemías 5:12

XXII.4Un juramento debe hacerse en el sentido claro y común de las palabras, sin ambigüedad o reservas mentales.454 Dicho juramento no puede obligar a pecar; pero en todo lo que no sea pecaminoso, habiéndolo hecho, su cumplimiento es obligatorio, aun cuando sea en perjuicio propio,455 tampoco debe violarse aunque se haya hecho a herejes o infieles.456

  • 454.Jeremías 4:2; Salmos 24:4
  • 455.1 Samuel 25:22, 32-34; Salmos 15:4
  • 456.Ezequiel 17:16, 18-19; Josué 9:18-19; 2 Samuel 21:1

XXII.5El voto es de naturaleza semejante a la del juramento promisorio, y debe hacerse con el mismo cuidado religioso y cumplirse con la misma fidelidad.457

  • 457.Isaías 19:21; Salmos 61:8; Eclesiastés 5:4-6; Salmos 66:13-14

XXII.6El voto no debe hacerse a criatura alguna sino únicamente a Dios.458 Por lo tanto, para que sea acepto, debe hacerse voluntariamente, con fe y conciencia del deber, de manera grata por la misericordia recibida, o para la obtención de lo que queremos. Por medio de aquel voto nos obligamos más estrictamente a cumplir los deberes necesarios, u otras cosas en tanto y cuanto nos conduzcan al adecuado cumplimiento de ellas.459

  • 458.Salmos 76:11; Jeremías 44:25-26
  • 459.Génesis 28:20-22; Deuteronomio 23:21-23; Salmos 50:14; 1 Samuel 1:11; Salmos 66:13-14; Salmos 132:2-5

XXII.7Nadie deberá jurar que realizará cosa alguna prohibida por la Palabra de Dios, o que impida algún deber mandado en ella, o a lo que no está en su capacidad y para cuyo cumplimiento no tenga promesa alguna o talento de parte de Dios.460 En este sentido, los votos monásticos papistas referentes a la perpetua vida célibe, de pobreza profesa y de obediencia regular, están tan lejos de ser grados de perfección superior, y son más bien lazos supersticiosos y pecaminosos en los cuales ningún cristiano debe enredarse.461

  • 460.Hechos 23:12, 14; Marcos 6:26; Números 30:5, 8, 12-13
  • 461.Mateo 19:11-12; 1 Corintios 7:2, 9; Efesios 4:28; 1 Pedro 4:2; 1 Corintios 7:23

Capítulo Veintitrés

Del magistrado civil

XXIII.1Dios, el supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha instituido a los magistrados civiles, para estar, bajo Él, sobre el pueblo, para su propia gloria y para el bien público. Para dicho fin los ha armado con el poder de la espada, para la defensa y estímulo de los que son buenos, y para castigo de los malhechores.462

  • 462.Romanos 13:1-4; 1 Pedro 2:13-14

XXIII.2Es lícito que los cristianos acepten y desempeñen el oficio de magistrado cuando son llamados para ello.463 En la administración de este oficio, ellos deberán mantener especialmente la piedad, la justicia y la paz, de acuerdo a las leyes sanas de cada Estado;464 así que para tal fin, pueden legalmente ahora, bajo el Nuevo Testamento, hacer guerra en ocasiones justas y necesarias.465

  • 463.Proverbios 8:15-16; Romanos 13:1-2, 4
  • 464.Salmos 2:10-12; 1 Timoteo 2:2; Salmos 82:3; 1 Pedro 2:13; 2 Samuel 23:3
  • 465.Lucas 3:14; Romanos 13:4; Mateo 8:9-10; Apocalipsis 17:14, 16; Hechos 10:1-2

XXIII.3El magistrado civil no debe arrogarse la administración de la Palabra y de los sacramentos, o el poder de las llaves del reino de los cielos.466 Sin embargo, tiene la autoridad, y es su deber, velar para que la unidad y la paz sean preservadas en la iglesia, para que la verdad de Dios se conserve pura y completa, para suprimir todas las herejías y blasfemias, para impedir o para reformar todas las corrupciones y abusos en la adoración y disciplina, y para que todas las ordenanzas de Dios sean debidamente establecidas, administradas y cumplidas.467 Para el mejor cumplimiento de todo lo anterior, el magistrado civil tiene el poder de convocar Sínodos, y estar presente en ellos, y asegurar que todo lo que en éstos se acuerde, esté conforme con la mente de Dios.468

  • .La Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos, manifestando su rechazo del concepto teocrático expresado en este artículo sólo conservó las primeras palabras hasta 'cielos'. Después de cielos, omitió el resto del artículo, e incluyó lo siguiente (tomado de la versión castellana que fue adoptada por la Iglesia Nacional Presbiteriana de México): «ni se entrometerán en lo más mínimo en asuntos de la fe. Sin embargo, como padre cuidadoso es el deber de los magistrados civiles proteger la iglesia de nuestro Señor común, sin dar preferencia a alguna denominación de cristianos sobre las demás, de tal modo que todas las personas eclesiásticas, cualesquiera que sean, gocen de completa, gratuita e incuestionable libertad, para desempeñar cada parte de sus funciones sagradas, sin violencia ni peligro. Y como Jesucristo ha designado un gobierno regular y una disciplina en su iglesia, ninguna ley de estado alguno debe interferir con ella, estorbar o limitar los ejercicios debidos entre los miembros voluntarios de alguna denominación de cristianos conforme a su propia confesión y creencia. Es el deber de los magistrados civiles proteger a la persona y buen nombre de todo su pueblo, de una manera tan efectiva que no se permita que ninguna persona por pretexto de religión o por incredulidad cometa alguna indignidad, violencia, abuso o injuria a otra persona cualesquiera; debiendo procurar además que todas las reuniones eclesiásticas y religiosas se lleven a cabo sin molestia o disturbio».
  • 466.2 Crónicas 26:18; Mateo 18:17; Mateo 16:19
  • 467.Isaías 49:23; Salmos 122:9; Esdras 7:23, 25-28
  • 468.1 Crónicas 19:8-11

XXIII.4El pueblo tiene el deber de orar por los magistrados,469 honrar sus personas,470 pagarles tributos y otros derechos,471 obedecer sus mandatos legítimos y estar sujetos a su autoridad por causa de la conciencia.472 La infidelidad o la diferencia de religión no invalida la justa y legítima autoridad del magistrado, ni exime al pueblo de debida obediencia a él;473 de la cual las personas eclesiásticas no están exentos,474 y mucho menos tiene el Papa poder alguno o jurisdicción sobre los magistrados, sobre sus dominios o sobre alguno de los de su pueblo; y aún menos para privarlos de sus dominios, o sus vidas, ya sea porque los juzgue que son herejes, o por cualquier otro pretexto.475

  • 469.1 Timoteo 2:1-2
  • 470.1 Pedro 2:17
  • 471.Romanos 13:6-7
  • 472.Romanos 13:5; Tito 3:1
  • 473.1 Pedro 2:13-14, 16
  • 474.Romanos 13:1; 1 Reyes 2:35; Hechos 25:9-11; 2 Pedro 2:1, 10-11; Judas 1:8-11
  • 475.2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13:15-17

Capítulo Veinticuatro

Del matrimonio y del divorcio

XXIV.1El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer. No le es lícito a ningún hombre tener más de una esposa, ni a una mujer tener más de un esposo, al mismo tiempo.476

  • 476.Génesis 2:24; Mateo 19:5-6; Proverbios 2:17

XXIV.2El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda entre el esposo y la esposa,477 para la multiplicación de la humanidad por generación legítima, y de la iglesia con una simiente santa;478 y para la prevención de la impureza.479

  • 477.Génesis 2:18
  • 478.Malaquías 2:15
  • 479.1 Corintios 7:2, 9

XXIV.3Es lícito para toda clase de personas que poseen la capacidad de entendimiento480 dar su consentimiento para casarse. Sin embargo, es deber de los cristianos casarse solamente en el Señor;481 y por lo tanto, los que profesan la verdadera religión reformada no deben casarse con infieles, ni con católicos romanos u otros idólatras. Los que son piadosos, tampoco deben unirse en yugos desiguales casándose con quienes sean notoriamente malvados en su vida, o sostengan herejías detestables.482

  • 480.Hebreos 13:4; 1 Timoteo 4:3; 1 Corintios 7:36-38; Génesis 24:57-58
  • 481.1 Corintios 7:39
  • 482.Génesis 34:14; Éxodo 34:16; Deuteronomio 7:3-4

XXIV.4El matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad prohibidos en la Palabra de Dios.483 Ni pueden, tales matrimonios incestuosos, legitimarse jamás por ninguna ley humana ni por el consentimiento de las partes, para que tales personas vivan juntas como esposo y esposa.484 [El hombre485 no debe casarse con ningún familiar de propia sangre, ni con un familiar de su esposa que sea la más cercana en sangre.486 La mujer tampoco debe casarse con sus familiares de su propia sangre, 487 ni algún familiar de su esposo que sea el más cercano en sangre.]

  • 483.Levítico 18:1-30; 1 Corintios 5:1; Amós 2:7
  • 484.Marcos 6:18; Levítico 18:24-28
  • 485.Todo el párrafo que sigue ha sido omitido en la versión de la Confesión publicada por el Estandarte de la Verdad. Ver confesión de Fe de Westminster y Catecismo Menor (El Estandarte de la Verdad: Edimburgo, impreso en Barcelona, España, p.63. Lo mismo sucede con la traducción en el Comentario a la Confesión de Fe de A. A. Hodge traducción hecha por Mauriano Avila Arteaga a. G. Carlos Sandoval Bennet y Donald Lagerwey y publicada por el Faro, México 1986. Lo mismo sucede con la traducción y comentario de la Confesión de Fe de George S. Hendry. Sin embargo, debemos aclarar que dicho párrafo forma parte de la edición original de la Confesión de Fe de Westminster, tal como consta en las minutas de las sesiones de la Asamblea de Westminster, en su sesión Nº 682 del día Lunes 3 de Agosto de 1646. Ver Mitchell Alex F. y Struthers John, minutes of the Sessions of the Westminster Assembly of Divines 1991. U. S. A.: Still Waters Revival Books, p 263.
  • 486.La expresión en el lenguaje legal equivale a decir: «pariente de sangre más cercano». un pariente de primer grado de consanguinidad. N. del Tr.
  • 487.Levítico 20:19-21

XXIV.5El adulterio o la fornicación cometidos después del compromiso, si son descubiertos antes del matrimonio, dan ocasión justa a la parte inocente para disolver el compromiso.488 En el caso de adulterio después del matrimonio, es lícito para la parte inocente presentar demanda de divorcio,489 y después del divorcio casarse con otra persona como si la parte ofensora estuviese muerta.490

  • 488.Mateo 1:18-20
  • 489.Mateo 5:31-32
  • 490.Mateo 19:9; Romanos 7:2-3

XXIV.6Aunque la corrupción del ser humano sea tal, que le dé aptitud para estudiar argumentos para separar indebidamente a aquellos que Dios ha unido en matrimonio; sin embargo, nada excepto el adulterio, o la deserción obstinada que no pueda ser remediada por la iglesia o el magistrado civil, es causa suficiente para la disolución del lazo matrimonial.491 Si este fuese el caso, debe observarse un procedimiento público y ordenado, y las personas involucradas en éste no deben ser dejadas a su propia voluntad y discreción en su propio caso.492

  • 491.Mateo 19:8-9; 1 Corintios 7:15; Mateo 19:6
  • 492.Deuteronomio 24:1-4

Capítulo Veinticinco

De la iglesia

XXV.1La iglesia católica o universal, la cual es invisible, consiste en el número total de los elegidos que han sido, son, y serán reunidos en uno, bajo Cristo su cabeza; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquél que lo llena todo en todo.493

  • 493.Efesios 1:10, 22-23; Efesios 5:23, 27, 32; Colosenses 1:18

XXV.2La iglesia visible, que bajo el evangelio también es católica o universal (no está confinada a un país, como lo estaba bajo la ley), consiste de todos aquellos, en todo el mundo, que profesan la verdadera religión,494 juntamente con sus hijos;495 y es el reino del Señor Jesucristo,496 la casa y familia de Dios,497 fuera de la cual no hay posibilidad ordinaria de salvación.498

  • 494.1 Corintios 1:2; 1 Corintios 12:12-13
  • 495.1 Corintios 7:14; Hechos 2:39; Ezequiel 16:20-21; Romanos 11:16; Génesis 3:15; Génesis 17:7
  • 496.Mateo 13:17; Isaías 9:7
  • 497.Efesios 2:19; Efesios 3:15
  • 498.Hechos 2:47

XXV.3A esta iglesia universal visible, Cristo le ha dado el ministerio, los oráculos y las ordenanzas de Dios, para la reunión y perfección de los santos en esta vida y hasta el fin del mundo; y por su presencia y Espíritu, según su promesa, los hace eficaces para ello.499

  • 499.1 Corintios 12:28; Mateo 28:19-20; Isaías 59:21

XXV.4La iglesia universal ha sido algunas veces más y otras veces menos visible.500 Las iglesias locales, las cuales son parte de la iglesia universal, son más puras o menos puras, según como sea enseñada y abrazada la doctrina del Evangelio, se administren los sacramentos, y se celebre en ellos con mayor o menor pureza la adoración pública.501

  • 500.Romanos 11:3-4; Apocalipsis 12:6, 14
  • 501.1 Corintios 5:6-7; Apocalipsis 2:1-29; Apocalipsis 3:1-22

XXV.5Las iglesias más puras bajo el cielo están sujetas tanto al error como a la impureza,502 y algunas se han degenerado tanto que han llegado a ser, no iglesias de Cristo, sino sinagogas de Satanás.503 Sin embargo, siempre habrá una iglesia en la tierra, para adorar a Dios conforme a su voluntad.504

  • 502.1 Corintios 13:12; Apocalipsis 2:1-29; Apocalipsis 3:1-22
  • 503.Apocalipsis 18:2; Romanos 11:18-22
  • 504.Mateo 16:18; Salmos 72:17; Salmos 102:28; Mateo 28:19-20

XXV.6No hay otra cabeza de la iglesia excepto el Señor Jesucristo;505 ni puede el Papa de Roma, en ningún sentido, ser cabeza de ella. [, sino que es aquel anticristo, aquel hombre de pecado, e hijo de perdición, que se exalta así mismo en la iglesia contra Cristo, y contra todo lo que es Dios.506]

  • 505.Colosenses 1:18; Efesios 1:22
  • 506.Mateo 23:8-10; 2 Tesalonicenses 2:3-4; Apocalipsis 13:6

Capítulo Veintiséis

De la comunión de los santos

XXVI.1Todos los santos que están unidos a Jesucristo, su Cabeza, por medio del Espíritu, y por medio de la fe, tienen comunión con Él en sus gracias, sufrimientos, muerte, resurrección y gloria.507 Y estando unidos unos con otros en amor, tienen comunión unos con otros, en los dones y gracias,508 y están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen a su bien mutuo, tanto en el hombre interior como en el exterior.509

  • 507.1 Juan 1:3; Efesios 3:16-19; Juan 1:16
  • 508.Efesios 4:15-16; 1 Corintios 12:7; 1 Corintios 3:21-23; Colosenses 2:19
  • 509.1 Tesalonicenses 5:11, 14; Romanos 1:11-12, 14; 1 Juan 3:16-18; Gálatas 6:10

XXVI.2Los santos, por su profesión, están obligados a sostener un compañerismo santo y comunión en la adoración a Dios, y a cumplir los otros servicios espirituales que sirvan a su edificación mutua;510 como también a socorrerse unos a otros en las cosas externas, de acuerdo a sus diversas capacidades y necesidades. Esta comunión debe extenderse, según se ofrezca la oportunidad, a todos aquellos que, en todo lugar, invocan el nombre del Señor Jesús.511

  • 510.Hebreos 10:24-25; Hechos 2:42, 46; Isaías 2:3; 1 Corintios 11:20
  • 511.Hechos 2:44-45; 1 Juan 3:17; 2 Corintios 8:1-24; 2 Corintios 9:1-15; Hechos 11:29-30

XXVI.3Esta comunión que los santos tienen con Cristo, de ninguna manera los hace partícipes de la sustancia de su divinidad, ni los hace iguales a Cristo en modo alguno, y el afirmar cualquiera de estas dos cosas es impío y blasfemo.512 Tampoco su comunión mutua, como santos, quita o infringe el título o propiedad que cada uno tiene sobre sus bienes y posesiones.513

  • 512.Colosenses 1:18; 1 Corintios 8:6; Isaías 42:8; 1 Timoteo 6:15-16; Salmos 45:7; Hebreos 1:8-9
  • 513.Éxodo 20:15; Efesios 4:28; Hechos 5:4

Capítulo Veintisiete

De los sacramentos

XXVII.1Los sacramentos son signos y sellos santos del pacto de gracia,514 directamente instituidos por Dios,515 con el propósito de representar a Cristo y sus beneficios, y para confirmar nuestra participación en Él:516 y también para establecer una diferencia visible entre los que pertenecen a la iglesia y el resto del mundo;517 y para comprometerlos solemnemente en el servicio a Dios en Cristo, en conformidad con su Palabra.518

  • 514.Romanos 4:11; Génesis 17:7, 10
  • 515.Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23
  • 516.1 Corintios 10:16; 1 Corintios 11:25-26; Gálatas 3:17
  • 517.Romanos 15:8; Éxodo 12:48; Génesis 34:14
  • 518.Romanos 6:3-4

XXVII.2En cada sacramento hay una relación espiritual, o unión sacramental, entre el signo y la cosa significada, de manera que los nombres y los efectos del uno, se le atribuyen también al otro.519

  • 519.Mateo 26:27-28; Génesis 17:10; Tito 3:5

XXVII.3La gracia que se manifiesta en y por medio de los sacramentos, correctamente usados, no se confiere por algún poder que haya en ellos; la eficacia del sacramento tampoco depende de la piedad o la intención del que lo administra;520 sino de la obra del Espíritu521 y de la palabra de la institución, la cual contiene, junto con un precepto que autoriza su uso, una promesa de beneficio a los que lo reciben dignamente.522

  • 520.Romanos 2:28-29
  • 521.Mateo 3:11; 1 Corintios 12:13
  • 522.Mateo 26:27-28

XXVII.4En el evangelio hay sólo dos sacramentos instituidos por Cristo nuestro Señor, que son el bautismo y la Santa Cena. Ninguno de ellos debe ser administrado por alguien que no sea un ministro de la Palabra legítimamente ordenado.523

  • 523.Mateo 28:19; 1 Corintios 11:20, 23; 1 Corintios 4:1; Hebreos 5:4

XXVII.5Los sacramentos del Antiguo Testamento, en lo que se refiere a las cosas espirituales significadas y manifestadas, eran, en esencia, los mismos que los del Nuevo Testamento.524

  • 524.1 Corintios 10:1-4

Capítulo Veintiocho

Del bautismo

XXVIII.1El bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento, instituido por Jesucristo,525 no sólo para admitir solemnemente a la persona bautizada526 en la iglesia visible, sino también para que sea para ella un signo y un sello del pacto de gracia,527 de haber sido injertado en Cristo,528 de la regeneración,529 de la remisión de pecados530 y de su entrega a Dios mediante Cristo Jesús, para andar en vida nueva.531 Este sacramento, por institución del propio Jesucristo, debe continuar en su iglesia hasta el fin del mundo.532

  • 525.Mateo 28:19
  • 526.1 Corintios 12:13
  • 527.Romanos 4:11; Colosenses 2:11
  • 528.Gálatas 3:27; Romanos 6:5
  • 529.Tito 3:5
  • 530.Marcos 1:4
  • 531.Romanos 6:3-4
  • 532.Mateo 28:19-20

XXVIII.2El elemento externo que debe usarse en este sacramento es el agua, con la cual la persona debe ser bautizada, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,533 por un ministro del Evangelio legítimamente llamado para ello.534

  • 533.Mateo 3:11; Juan 1:33; Mateo 28:19-20
  • 534.Es necesario advertir que las frases «por un ministro del Evangelio legítimamente llamado para ello». han sido obviadas en algunas traducciones de la Confesión de Fe. Tal es el caso de la versión castellana denominada «Confesión de Fe de Westminster y Catecismo Menor». publicada por el Estandarte de la Verdad. En nuestra traducción mantenemos estas frases por ser parte del original de la Confesión de Fe de Westminster. N. del Tr.

XXVIII.3La inmersión de la persona en el agua no es necesaria, pues, el bautismo es correctamente administrado mediante la aspersión o efusión del agua sobre la persona.535

  • 535.Hebreos 9:10, 19-20, 22; Hechos 2:41; Hechos 16:33; Marcos 7:4

XXVIII.4No sólo deben ser bautizados los que realmente profesan fe en, y obediencia a Cristo,536 sino también los infantes, hijos de uno, o de ambos padres creyentes.537

  • 536.Marcos 16:15-16; Hechos 8:37-38
  • 537.Génesis 17:7, 9; Gálatas 3:9, 14; Colosenses 2:11-12; Hechos 2:38-39

XXVIII.5Aunque el menosprecio o descuido de este sacramento sea un gran pecado,538 sin embargo, la gracia y la salvación no están tan inseparablemente unidas al bautismo, como para que ninguna persona sea regenerada o salvada sin el bautismo,539 o como para que todos los que son bautizados sean indudablemente regenerados.540

  • 538.Lucas 7:30; Éxodo 4:24-26
  • 539.Romanos 4:11
  • 540.Hechos 8:13, 23

XXVIII.6La eficacia del bautismo no está ligada al momento preciso en que se administra.541 No obstante, mediante el uso correcto de esta ordenanza, la gracia prometida no sólo es ofrecida, sino que realmente es manifestada y conferida por el Espíritu Santo, a aquellos (ya sean adultos o infantes) a quienes pertenece aquella gracia, según el consejo de la propia voluntad de Dios, en el tiempo establecido por Él.542

  • 541.Juan 3:5, 8
  • 542.Gálatas 3:27; Tito 3:5

XXVIII.7El sacramento del bautismo se administra una sola vez a cada persona.543

  • 543.Tito 3:5

Capítulo Veintinueve

De la Santa Cena

XXIX.1Nuestro Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, instituyó el sacramento de su cuerpo y sangre, llamado la Santa Cena. Este sacramento debe ser observado en su iglesia hasta el fin del mundo con el propósito de conmemorar perpetuamente el sacrifico de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes todos los beneficios de la misma, para su nutrición espiritual y crecimiento en Él, para mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que a Él le deben, y para ser un lazo y una garantía de su comunión con Él, y de los unos con los otros, como miembros de su cuerpo místico.544

  • 544.1 Corintios 11:23-26; 1 Corintios 10:16-17, 21; 1 Corintios 12:13

XXIX.2En este sacramento, Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace un sacrificio real por la remisión de pecados de los vivos o de los muertos.545 Es solamente una conmemoración de aquel único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la cruz, una sola vez para siempre, y es una ofrenda espiritual a Dios de la mayor alabanza posible por tal sacrificio.546 De manera que el sacrificio papal de la misa (como ellos la llaman), es la injuria más abominable al único sacrificio de Cristo, que es la única propiciación por todos los pecados de sus elegidos.547

  • 545.Hebreos 9:22, 25-26, 28
  • 546.1 Corintios 11:24-26; Mateo 26:26-27
  • 547.Hebreos 7:23-24, 27; Hebreos 10:11-12, 14, 18

XXIX.3En este sacramento, el Señor Jesucristo, ha ordenado a sus ministros que declaren al pueblo su Palabra de institución, que oren, que bendigan los elementos del pan y del vino, y que los aparten así del uso común para un uso santo; que tomen y partan el pan, que tomen la copa y que (comulgando ellos mismos) ambos sean dados a los comulgantes;548 pero a ninguno que no esté presente en ese momento en la congregación.549

  • 548.Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24
  • 549.Hechos 20:7; 1 Corintios 11:20

XXIX.4Las misas privadas, o el recibir a solas este sacramento, de un sacerdote o por cualquier otro,550 así como la negación de la copa al pueblo,551 la adoración de los elementos, el elevarlos, o el llevarlos de un lugar a otro para adoración, y el reservarlos para cualquier pretendido uso religioso, es contrario a la naturaleza de este sacramento y a la institución de Cristo.552

  • 550.1 Corintios 10:16
  • 551.Marcos 14:23; 1 Corintios 10:25-29
  • 552.Mateo 15:9

XXIX.5En este sacramento, los elementos externos, debidamente separados para los usos instituidos por Cristo, tienen tal relación con Cristo crucificado, como si verdaderamente fuesen el cuerpo y la sangre de Cristo,553 aunque lo son sólo sacramentalmente y se les llaman, a veces, por el nombre de lo que representan. No obstante, en sustancia y naturaleza, estos elementos siguen siendo, verdadera y solamente, pan y vino, tal como eran antes.554

  • 553.Mateo 16:26-28
  • 554.1 Corintios 11:26-28; Mateo 26:29

XXIX.6La doctrina llamada comúnmente transubstanciación, la cual sostiene que la sustancia del pan y del vino se convierte en la sustancia del cuerpo y de la sangre de Cristo, por la consagración del sacerdote, o por algún otro modo, es repugnante, no sólo a la Biblia, sino también al sentido común y a la razón, y desvirtúa la naturaleza del sacramento, y ha sido, y es, la causa de muchísimas supersticiones y hasta de crasas idolatrías.555

  • 555.Hechos 3:21; 1 Corintios 11:24-26

XXIX.7Los recipientes dignos,556 al participar externamente de los elementos visibles de este sacramento, en ese momento también, participan interiormente por la fe, real y verdaderamente, aunque no carnal y corporalmente, sino espiritualmente, reciben y se alimentan del Cristo crucificado y de todos los beneficios de su muerte. Por lo tanto, el cuerpo y la sangre de Cristo no están carnal y corporalmente en, con, o bajo el pan y el vino; sino que están real pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza para la fe de los creyentes, tal como los elementos lo están para sus sentidos externos.557

  • 556.1 Corintios 11:28
  • 557.1 Corintios 10:16

XXIX.8 Aunque los ignorantes y los malvados reciban los elementos externos de este sacramento; sin embargo, no reciben la cosa significada por medio de éstos. Más bien, al participar de ellos indignamente, son culpables del cuerpo y de la sangre del Señor para su propia condenación. Por esta razón, todas las personas ignorantes e impías, puesto que no son aptas para gozar de la comunión con Él, son también indignas de la mesa del Señor, y mientras permanezcan en tal condición, no deben, sin cometer un gran pecado contra Cristo, participar de estos santos misterios,558 ni deben ser admitidos a ellos.559

  • 558.1 Corintios 11:27-29
  • 559.1 Corintios 5:6-7, 13

Capítulo Treinta

De las censuras eclesiásticas

XXX.1El Señor Jesús, como Rey y Cabeza de su iglesia, ha designado en ella, un gobierno en mano de los oficiales eclesiásticos, distintos del magistrado civil.560

  • 560.Isaías 9:6-7; 1 Timoteo 5:17; 1 Tesalonicenses 5:12; Hechos 20:17, 28; 1 Corintios 12:28; Hebreos 13:7; Mateo 28:18-20

XXX.2A estos oficiales se les ha encargado las llaves del Reino de los Cielos, en virtud de lo cual, tienen poder, respectivamente, para retener y remitir los pecados, para cerrar aquel Reino a los que no se arrepienten, tanto por la Palabra como por las censuras; y para abrirlo a los pecadores arrepentidos, por medio del ministerio del Evangelio, y mediante la absolución de las censuras, según lo requieran las circunstancias.561

  • 561.Mateo 18:17-18; Mateo 16:19; Juan 20:21-23; 2 Corintios 2:6-8

XXX.3Las censuras eclesiásticas son necesarias, para rescatar y ganar a los hermanos ofensores, para disuadir a otros de ofensas similares, para purificar de aquella levadura que puede infectar a toda la masa, para vindicar el honor de Cristo y la santa profesión del Evangelio; y para prevenir la ira de Dios, que con justicia podría caer sobre la iglesia, si ésta consintiera que el Pacto del Señor y sus sellos sean profanados por ofensores notorios y obstinados.562

  • 562.1 Corintios 5:1-13; 1 Timoteo 5:20; Mateo 7:6; 1 Timoteo 1:20; 1 Corintios 11:27-34; Judas 1:23

XXX.4Para el mejor logro de estos fines, los oficiales de la iglesia deben proceder mediante la amonestación, a la suspensión del sacramento de la Santa Cena por un tiempo, y mediante la excomunión de la iglesia, según sea la naturaleza del crimen y el desmerecimiento563 de la persona.564

  • 563.En Inglés es correctamente traducido al Español como «desmerecimiento». Sin embargo, es necesario aclarar que la idea del Inglés «according to the nature of the crime, and the demerit of the person». en que ocurre dicho término, podría parafrasearse así: «El término «demerit», «de acuerdo con el grado en que el ofensor haya puesto en duda su calidad de cristiano». N. del Tr.
  • 564.1 Tesalonicenses 5:12; 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15; 1 Corintios 5:4-5, 13; Mateo 18:17; Tito 3:10

Capítulo Treinta y Uno

De los sínodos y concilios

XXXI.1Para el mejor gobierno, y para la mayor edificación de la iglesia, deben haber asambleas tales como las que son comúnmente llamadas Sínodos o concilios.565

  • 565.Hechos 15:2, 4, 6

XXXI.2Así como los magistrados pueden legítimamente convocar a un Sínodo de ministros y otras personas idóneas, para consultar y recibir consejo sobre asuntos religiosos;566 de la misma manera, cuando los magistrados son enemigos declarados de la iglesia, los ministros de Cristo, por sí mismos, en virtud de su oficio, pueden reunirse en asambleas con otras personas idóneas delegadas por sus iglesias.567

  • .Se debe notar que históricamente, este párrafo ha sido bastante controversial. En 1788, la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos lo omitió por completo y volvió a numerar los párrafos 2-4. De igual manera que todas las iglesias presbiterianas actualmente en los Estados Unidos, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México y la Iglesia Presbiteriana do Brasil (entre muchas otras iglesias a nivel mundial) también omiten este párrafo.
  • 566.Isaías 49:23; 1 Timoteo 2:1-2; 2 Crónicas 19:8-11; 2 Crónicas 29:1-36; 2 Crónicas 30:1-27; Mateo 2:4-5; Proverbios 11:14
  • 567.Hechos 15:2, 4, 22-23, 25

XXXI.3Corresponde a los sínodos y concilios, resolver ministerialmente las controversias sobre fe y casos de conciencia; establecer reglas e instrucciones para el mejor orden de la adoración pública y gobierno de su iglesia; recibir reclamos en casos de mala administración y resolverlos autoritativamente. Estos decretos y determinaciones, si están de acuerdo con la Palabra, deben ser recibidos con reverencia y sumisión, no sólo por estar de acuerdo con la Palabra, sino también por el poder con el cual son hechos, como ordenanza de Dios instituida en su Palabra para este fin.568

  • 568.Hechos 15:15, 19, 24, 27-31

XXXI.4Todos los sínodos y concilios, desde el tiempo de los apóstoles, ya sean generales o particulares, pueden errar; y muchos han errado. Por lo tanto, no debe hacerse de ellos la regla de fe, o de práctica, sino que deben usarse como una ayuda para ambas.569

  • 569.Efesios 2:20; 1 Corintios 2:5; Hechos 17:11; 2 Corintios 1:24

XXXI.5Los sínodos y concilios deben tratar y decidir solamente asuntos eclesiásticos; y no deben entrometerse en asuntos civiles que conciernen al Estado, a no ser por medio de humilde petición, en casos extraordinarios, o por medio de consejo para la satisfacción de la conciencia, si les es solicitado por el magistrado civil.570

  • 570.Lucas 12:13-14; Juan 18:36

Capítulo Treinta y Dos

Del estado de los seres humanos después de la muerte y de la resurrección de los muertos

XXXII.1Después de la muerte, los cuerpos de los seres humanos vuelven al polvo y experimentan putrefacción;571 pero sus almas (que no mueren ni duermen), al tener una subsistencia inmortal, inmediatamente vuelven a Dios quien las dio.572 Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en los más altos cielos, donde contemplan el rostro de Dios, en luz y gloria, esperando la plena redención de sus cuerpos.573 Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, donde permanecen en tormentos y en tenebrosidad totales, reservadas para el juicio del gran día.574 Aparte de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Biblia no reconoce ningún otro.

  • 571.Génesis 3:19; Hechos 13:36
  • 572.Lucas 23:43; Eclesiastés 12:7
  • 573.Hebreos 12:23; 2 Corintios 5:1, 6, 8; Filipenses 1:23; Hechos 3:21; Efesios 4:10
  • 574.Lucas 16:23-24; Hechos 1:25; 1 Pedro 3:19; Judas 1:6-7

XXXII.2Los que aún vivan en el día final, no morirán, sino que serán transformados,575 y todos los muertos resucitarán con sus mismos cuerpos, y no con otros, pero con diferentes cualidades, y estos cuerpos serán unidos otra vez con sus almas para siempre.576

  • 575.1 Tesalonicenses 4:17; 1 Corintios 15:51-52
  • 576.Job 19:26-27; 1 Corintios 15:42-44

XXXII.3Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, serán resucitados para deshonra; los cuerpos de los justos, por el Espíritu de Cristo, serán resucitados para honra; y serán hechos semejantes a Su propio cuerpo glorioso.577

  • 577.Hechos 24:15; Juan 5:28-29; 1 Corintios 15:43; Filipenses 3:21

Capítulo Treinta y Tres

Del juicio final

XXXIII.1Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por medio de Jesucristo,578 a quien todo poder y juicio es dado por el Padre.579 En aquel día no solamente los ángeles apóstatas serán juzgados,580 sino que de igual manera todas las personas que han vivido sobre la tierra se presentarán ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y obras, y para recibir conforme a lo que hayan hecho mientras estaban en el cuerpo, sea bueno o malo.581

  • 578.Hechos 17:31
  • 579.Juan 5:22, 27
  • 580.1 Corintios 6:3; 2 Pedro 2:4; Judas 1:6
  • 581.2 Corintios 5:10; Eclesiastés 12:14; Romanos 2:16; Romanos 14:10, 12; Mateo 12:36-37

XXXIII.2El propósito por el cual Dios ha establecido este día es para la manifestación de la gloria de su misericordia, en la eterna salvación de los elegidos; y la de su justicia, en la condenación de los reprobados que son malvados y desobedientes. En aquel entonces los justos entrarán en la vida eterna, y recibirán aquella plenitud de gozo y reposo, que procede de la presencia del Señor; pero los malvados que no conocen a Dios, ni obedecen el Evangelio de Jesucristo, serán arrojados de la presencia de la gloria del Señor, y de la gloria de su poder, al tormento eterno, y serán castigados con perdición eterna.582

  • 582.Mateo 25:31-46; Romanos 2:5-6; Romanos 9:22-23; Mateo 25:21; Hechos 3:19; 2 Tesalonicenses 1:7-10

XXXIII.3Así como Cristo quiso que estuviésemos ciertamente persuadidos de que habrá un día de juicio, tanto para disuadir de pecar, a todo ser humano, como para el mayor consuelo de los piadosos en tiempos de adversidad;583 del mismo modo ha querido mantener ese día desconocido, para que los seres humanos dejen toda seguridad carnal y estén siempre vigilantes, porque no saben a qué hora vendrá el Señor, y para que estén siempre listos para decir: Ven, Señor Jesús, ven pronto. Amén.584

  • 583.2 Pedro 3:11; 2 Corintios 5:10-11
  • 584.Mateo 24:36, 42-44; Marcos 13:35-37; Apocalipsis 22:20